sábado, 11 de mayo de 2024

Especial: 58 JORNADA MUNDIAL DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES

 El tema del mensaje de este año es "Inteligencia artificial y sabiduría del corazón para una comunicación plenamente humana".

El tema de la IA preocupa muchísimo no solo a quienes trabajan con computadores sino también a quienes están relacionados con las comunicaciones y, cada vez más, preocupará a muchos trabajadores, que tendrán miedo de perder su trabajo, siendo reemplazados por esta especie de trabajador artificial. En algunos sectores, especialmente en los países desarrollados, ya empezaron los despidos.

Esto preocupa especialmente al Papa Francisco porque implica muchas preguntas sobre el hombre mismo. Es el hombre que creó la IA pero también el que se ve perturbado por ella: ¿Podría este sistema computacional superar al hombre? Empieza a reemplazarlo en algunas tareas. ¿Lo reemplazará totalmente como creen algunos? ¿Qué es lo que hace único al hombre y no puede ser reemplazado? Parece todopoderoso y esto es peligroso, casi una ofensa a Dios.

"No porque un fenómeno o entidad posea un orden de magnitud superior al del individuo –y aparezca como algo que puede infligir un daño potencial a quienes se le resistan –, el individuo debe asumir que es imbatible o todopoderoso, ni que más vale entregarse a sus imposiciones, más bien que ofrecer oposición." (Roberto Pizarro, ingeniero, candiato a doctor en filosofía)

Nuestra época "corre el riesgo de ser rica en tecnología y pobre en humanidad" dice el papa. ¿Qué debemos hacer? Mirarla con la sabiduría del corazón, responde. El corazón es el lugar del encuentro con Dios y la sede de las decisiones más importantes de la vida. Y esta sabiduría es "un don del Espíritu Santo, que permite ver las cosas con los ojos de Dios", y descubrir su sentido. Esto, no lo podemos esperar de las máquinas.

La palabra inteligencia, aquí, es engañosa. Las máquinas pueden acumular datos, establecer correlaciones y extraer conclusiones, a veces mejor que el hombre o - al menos - más rápidamente, pero no manejan el significado. Esto es propio del hombre.

La máquina puede ser una extensión útil de la mente pero también un instrumento de agresión. En la comunicación puede difundir la verdad pero también la mentira. Puede alterar la realidad y provocar una pérdida progresiva de contacto con la realidad concreta. Y lo observamos en las falsedades que se difunden hoy y llamamos desinformación, muchas veces producto, justamente, del uso de la IA. Esto hace necesaria una regulación ética y el papa invita a la comunidad internacional a establecer reglas comunes para, así, "crecer en humanidad". Se discute si es posible que una IA tenga estatus moral, es decir que las reglas de la moral le sean integradas. Pero no sería suficiente, porque la comunicación "exige el rostro, la mirada y la compasión más que el intercambio" de datos.

Los comunicadores deben "devolver a cada ser humano el papel de sujeto, con capacidad crítica". 

"Por una parte, se cierne el espectro de una nueva esclavitud, por la otra, una conquista de la libertad; por un lado, la posibilidad de que unos pocos condicionen el pensamiento de todos, por otro, la posibilidad de que todos participen en la elaboración del pensamiento."

"Busquemos la sabiduría del corazón."

"La sabiduría no se fabrica con búsquedas ansiosas por internet, ni es una sumatoria de información cuya veracidad no está asegurada." (Fratelli Tutti, 50)

El rol del corazón es tema sobre el cual vuelve muchas veces el pontífice. El año pasado, el tema de la jornada fue "Hablar con el corazón, 'en la verdad y en el amor'" y el año anterior "Escuchar con los oídos del corazón". "Es el corazón el que nos mueve a una comunicación abierta y acogedora". 

La máquina, la IA, lamentablemente, no tiene corazón. No puede "comunicar cordialmente". Así, el ser humano, y especialmente su corazón, es el usuario de la máquina y ha de ser primero el guía y luego el mediador, el intérprete, de lo que la máquina puede exponer. La buena comunicación es de corazón a corazón, como planteaba ya san Francisco de Sales, patrono de los comunicadores, y quien también decía que "somos lo que comunicamos" (57a Jornada CS).

Aunque no lo dice Francisco, es también un llamado a quienes programan los algoritmos: que los piensen y ajusten con el corazón y no con un frío cálculo sea de eficiencia o cualquier otro criterio. Que se vean a sí mismos como comunicadores y "artesanos de paz" y de conocimiento fundado en la verdad y la caridad.

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