Las revistas científicas son sin duda la principal vía de difusión del conocimiento científico aparte de los sistemas de e-learning. Pero no se puede despreciar la importancia de la Wikipedia, como han demostrado dos investigadores, del MIT y de la Universidad de Pittsburgh: encontraron que ésta no solo permite el acceso del gran público sino que influye en una de cada 300 palabras en artículos científicos relacionados. “La enciclopedia sufre de un estigma entre los académicos, como si se tratara de un compendio de información superficial e inexacta”, pero “aumentar la cantidad de información disponible en repositorios es una forma económica de avanzar la ciencia.” (Genbeta, 21/9,2017)
Existen numerosas revistas científicas digitales que, además de asegurar una mayor difusión del conocimiento, constituyen también un acelerador del desarrollo de la ciencia.
“La aparición de los journals, que es como se conoce a este tipo de revistas, determina ‘qué es ciencia’ y qué ‘no lo es’. Para que algo se considere un ‘hecho científico’ ha de estar descrito en una de estas revistas. No es que sea una obligación, pero ningún científico moderno aceptaría un descubrimiento que no fuese publicado en ellas.” (Xataka, 13/09/2018)
Desde 1955 se mide el “factor de impacto” de estas revistas, lanzado por la revista Science, basado en el número de veces que se citan sus artículos. La lista más importante es la del Journal Citation Reports, pero existen varias otras y bases de datos internacionales que permiten verificar la idoneidad de las revistas y su relevancia: ZDB, DOAJ, Scopus, EBSCO, Libis-net, Latindex, etc. Sus algoritmos suelen ser privados, lo cual introduce muchas dudas sobre su validez y ha puesto en entredicho la obligación de publicar en las revistas indexadas (“Publish or Perish”). Aún más cuando grandes editoriales controlan la maquinaria de publicación (y exigen altos pagos) y sus revistas - aún las más prestigiosas - han publicado experimentos cuestionables a pesar de su prestigio y de sus - supuestos - mecanismos de control.
Gracias a internet han surgido revistas de acceso abierto (Open Access), que pueden ser gratuitas tanto para autores como para lectores (Campillo). Se pueden encontrar más de 15.900 revistas científicas de acceso abierto en la base de datos J4F (Journals Four Free) y varias otras, como Open Access Library y ROAD. Infobase Index selecciona revistas basándose en los criterios de acceso abierto, calidad editorial y calidad de revisión por pares.
Frente a las que cobran altas tarifas tanto para publicar como para leer artículos ha surgido un movimiento creciente de reprobación, considerando que este procedimiento perjudica la difusión de la ciencia. Este movimiento, ya presente en 2001, ha sido reactivado en 2012 por el matemático, medalla Fields, Timothy Gowers, de la Universidad de Cambridge, a través de su blog “The Cost of Knowledge”, reuniendo a 2018 la adhesión de más de 17.200 científicos. El motivo fue el alto precio cobrado por el grupo Elsevier, que publica The Lancet, Cell y otras 200 revistas científicas, y su política de obligar a las bibliotecas a suscribirse a paquetes de revistas. Dos de los firmantes han expresado lo siguiente: “With the moves of these megapublishers, we [are] seeing the beginning of monopoly control of the scholarly record.” (Hal Abelson, profesor de computación del MIT) y Benjamin R. Seyfarth, profesor de la Escuela de Computación de la Universidad de Southern Mississippi, agregó que “nearly all university research is funded by the public and should be available for free.” (Brunner.cl, 31/01/2012). Incluso la Universidad de Harvard difundió un memo oficial referido al tema con recomendaciones para enfrentar esta situación (Brunner, 24/04/2012).
También existe una base de datos de autores, Orcid.org, donde es posible encontrar datos básicos de más de cinco millones de autores, y varias publicaciones académicas exigen estar registrado en ella por poder publicar. En Academia.edu se pueden encontrar también las publicaciones o referencias (links) de publicaciones de numerosos académicos, los únicos que tienen permitido registrarse en esta base de datos.
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