Y la universidad ha de escuchar.
La prospectiva debería ser materia obligatoria en todas las universidades, al menos para las autoridades de las facultades. Prospectiva significa “mirar lejos”, hacia el porvenir. Es tratar de prever el futuro, y "visión de futuro y construcción de futuros son herramientas básicas que permiten reducir las dependencias ganando en autonomías" (Uranga*, p.4). La prospectiva se ha utilizado en múltiples campos, tanto en empresas como en política. Es incluso fundamental en ésta, porque de ella depende la planificación del futuro de la sociedad. En este ámbito, ha de ser el producto de una construcción colectiva y "colocarse por encima de la individualidad para adentrarse en la búsqueda de la acción común de los actores sociales" (Uranga, p.5).
La prospectiva "elige como punto de partida la construcción de imágenes de futuro para regresar sobre el presente". (ibidem, p.7). Si bien es "un acto de imaginación", no se trata de fantasear ni de adivinar, sino de extraer indicadores a partir de una reflexión sobre la problemática presente. Es lo que, a principios de los años 80, con otros dos profesores de "Teoría de la Comunicación", hicimos en un taller optativo de prospectiva para alumnos de periodismo. Lamentablemente, perdí los apuntes y las referencias bibliográficas, pero recuerdo que reunimos una lista contundente de textos. Aunque no sé si alguno de los vaticinios se cumplió, demuestra que siempre es posible explorar. Y explorar debería ser propio de la formación universitaria. Como también obligación de los directivos, ya que han de formar para mañana, no para ayer y ni siquiera para hoy.
Algunos "prospectores" de las comunicaciones
En 1964, Marshall McLuhan, sin duda, tuvo razón al considerar los medios de comunicación como extensiones de nuestros sentidos ("Understanding Media: The Extensions of Man") - lo que fue reconocido posteriormente -, pero se equivocó con algunas hipótesis acerca de sus características y efectos psicológicos (como al definir medios "fríos" y "calientes"), aunque acertó probablemente en gran parte con "The Medium is the Massage" (el masaje).
En 1970, Alvin Tofler advirtió acerca del "Shock del Futuro", el efecto psicológico (individual y social) de grandes cambios -en curso- en un período de tiempo demasiado corto. Es interesante descubrir que este libro fue el desarrollo de un artículo anterior (de 1965) titulado "The Future as a Way of Life". Después de la "Tercera Ola" (1980), que abordaba la sociedad post-industrial, anunció "El Cambio del Poder" ("Powershift"), que plantea - a partir de un enfoque principalmente económico - que la estructura existente del poder se desintegra, y otra, radicalmente opuesta, va tomando forma. Consideró que el conocimiento pasaba a ser la fuente de poder más importante y sería una continua amenaza para los poderosos, que desearían controlar su distribución dentro de sus dominios. (Pensemos, hoy, en el poder de las grandes tecnológicas y los esfuerzos de los gobiernos para controlarlas.). Habló de los nuevos medios de comunicación, que harían la vida más difícil para los políticos, pero la palabra "internet" no aparece en su libro. Denunció varias posibles tácticas de los gobiernos para controlar la opinión a través de estos medios, una de ellas siendo la difusión de falsedades (las ¡"fake news"!).
Textos más recientes
En 2012, Eric Schmidt (CEO de Google) y Jared Cohen publicaron "The New Digital Age", con el titulo traducido como "El futuro digital", que analiza el contexto presente tratando de deducir sus consecuencia en materias como la seguridad, la privacidad, la diplomacia y el terrorismo.
En 2014, Jeff Jarvis publicó "Geeks Bearing Gifts", traducido como "El fin de los medios de comunicación de masas", una mirada al futuro posible del manejo de las noticias, cuestionando el artículo como "unidad atómica", viendo el periodista como un organizador y educador, y subrayando el problema del "modelo de negocio" que, necesariamente, ha de cambiar.
En 2016, Kevin Kelly publicó "The Inevitable: Understanding the 12 Technological Forces that will Shape our Future", señalando, entre otros, el auge de la inteligencia artificial y de la realidad virtual, de la economía "a la demanda" y de la automatización, como "futuro inevitable", basándose en un análisis de causas.
Más reciente aún (2020) es el libro de Sinan Aral "The Hype Machine", que no es propiamente un texto de prospectiva pero cuyo análisis del presente es fundamental para entender el funcionamiento de internet y especialmente de las redes sociales, con sus grandes contradicciones (ventajas e inconvenientes), señalando lo que requiere modificaciones y el poder que sus usuarios pueden utilizar para realizar los cambios necesarios. Describe cómo debemos adaptarnos a esta nueva era social, con posibles soluciones para el resguardo de la privacidad y la protección de datos, la lucha contra las noticias falsas y a favor de la libertad de expresión frente a la incitación al odio, y mucho más (un "futuro posible").
Como podemos ver, en estos textos, tantos los que fueron "clásicos" como los más recientes, se hacía un estudio del presente (y, a veces, de la evolución anterior) para realizar proyecciones. Prospectiva basada en una interpretación de la realidad, y no mera fantasía. Pero también es importante estar alerta ante los avances tecnológicos como los anuncios (ya) de una carrera entre China y Occidente por el "6G", previsto para la década de 2030. Algunas de sus posibles aplicaciones serían las videollamadas con hologramas y guantes conectados a internet para manipular objetos lejanos. (Euronews, 19/04/2021). ¿Habrá un "holoperiodismo"?
Experiencia académica
Ya mencioné como, a principio de los 80, participé en un taller de prospectiva en comunicaciones. Desde entonces, no se volvió en realizar en el tiempo en que estuve en la universidad. Pero siempre estuve atento a las novedades tecnológicas, especialmente las basadas en la informática. La recepción de mis ideas fue desigual. Durante unos diez años, pude dictar una asignatura de "Procesamiento de información", que partía del análisis de las operaciones mentales, seguía con la construcción de bases de datos y abordaba finalmente la relación de ello con la estructura y el funcionamiento de los computadores. La asignatura fue finalmente suprimida en la década de 1990, pero me permitió crear, con sus contenidos, un curso de auto instrucción, en Hypercard para Macintosh. Luego su tercera parte se transformó en un curso en web para alumnos de otras facultades. (No se consideró importante para estudiantes de periodismo.) También dicté online, en el 2000, la asignatura optativa "La imagen como medio de conocimiento", mostrando su importancia en múltiples ámbitos.
En 2002, fui despedido de la universidad donde había trabajado por más de 20 años, introduciendo los primeros computadores en su escuela de periodismo y creando material de apoyo en HyperCard para varias asignaturas. Pero, en torno al año 2000, enseñar principios de informática y diseño web se consideró inútil en su facultad de comunicaciones. En esa misma época, en otra universidad, instalé un servidor web para su facultad de comunicaciones y participé en la creación de una escuela de "comunicación multimedia". Pero la dirección general estimó que no habría mercado para los profesionales que egresarian de ella y se cerró a fines de 2004 antes de llegar incluso a titular una promoción, con mi consecuente despido. (Más detalles sobre mi trabajo en "Memorias de un pionero", en ISSUU).
Todos saben hoy que estos juicios fueron equivocados. No faltaban sin embargo los signos premonitorios: antes del año 2000 varios importantes diarios ya se habían sumado a la web y las primeras redes sociales tanteaban el terreno poco después (como MySpace, en 2003). Pero sólo lo veíamos quiénes "vivíamos" ya mentalmente en este mundo.
En 2018, publiqué mi propia visión prospectiva, que creo aún válida: "El desafío digital" (en ISSUU). También se puede encontrar mi "Estudio evolutivo-comparativo de las Tecnologías de Comunicación" en INCOM-Chile y en Academia.edu
Las universidades, lamentablemente, tienden a ser conservadoras cuando, en realidad, deberían considerar la prospectiva como algo fundamental. Como ya dicho, han de formar para el futuro. Y para ello, también deben escuchar a los académicos que se preocupan de este futuro. Lamentablemente salirse de los caminos tradicionales, muchas veces, no es bien visto. La historia está llena de ejemplos y son numerosos los inventores y los precursores despreciados pero reconocidos años más tarde.
Nota
* Uranga, W. (2008): Prospectiva estrategica desde la comunicación, Universidad Nacional de Avellaneda.
www.periodismo.undav.edu.ar/asignatura_cc/csb06_diseno_y_gestion_de_politicas_en_comunicacion_social/material/uranga5.pdf
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