miércoles, 4 de septiembre de 2024

Organizar el conocimiento hoy

 ¿Qué hacemos con el conocimiento (con la información que nos llega)? Tanto para el nuestro como el acumulado socialmente, creamos categorías y lo "embalsamos" de acuerdo con ellas en diversos depósitos (bases de datos, bibliotecas, etc.). Pero la nueva dimensión digital plantea otras exigencias.

"Nuestros espacios de conocimiento constan de bibliotecas (índices) y enciclopedias (archivos), con diferentes dimensiones de herramientas de difusión (revistas, libros, conferencias). En estos momentos estamos trasladando las ineficiencias de estos espacios al ámbito digital." (Siemens, p.54)

Como vimos en el post pasado, todo ello conforma una red dinámica y la pregunta que surge es ¿cómo podemos organizarla?

Lo que ya sabemos y la red de acceso al conocimiento de que disponemos constituyen un "marco de filtrado" (p.58) que ha de ser maleable, "capaz de ver lo que existe, en lugar de rechazar elementos no acordes con nuestra forma de pensar" (p.59). El filtrado es el producto de una comparación que realiza nuestro sistema nervioso cerebral entre las "entradas" y el contenido de nuestra memoria, y este proceso de comparación es la base del desarrollo de nuestro conocimiento, como ya enseñó la psicología genética. Es también la base de la formación de los conceptos ligada a un proceso de categorización que es esencial, y la memoria también crea enlaces sobre la base de las semejanzas, lo cual es también una manera de categorizar.

"Clasificar es un proceso por el que aligeramos la carga cognitiva: una vez que ponemos un concepto (o a una persona) en una caja, no hay que ser tan activo a la hora de otorgarle significado. Al contrario, lo que hacemos es confiar en que la memoria nos proporcione de nuevo el significado y la comprensión." (p.95) 

Cuando aprendemos (o, simplemente, cuando nos informamos), "Ponemos nuevos conocimientos en relación con otros conocimientos. Si se dan similitudes o tienen lugar revelaciones, el elemento se conecta a nuestra estructura neurológica. Conectamos más que construimos." (p.63)

Pero esto plantea un problema: nuestras categorías descansan en el pasado, es decir en un conocimiento que podría no estar actualizado y que podría conducirnos a un juicio equivocado. Es importante revisar las estructuras mentales, los patrones cognitivos acumulados y pensar en nuevas clasificaciones:

"El modelo más eficaz para la categorización y la clasificación es el que proporciona el mayor potencial para la conexión, la recombinación, la diversidad, así como la existencia de situaciones y elementos que permitan al conocimiento hablar por si mismo, de acuerdo con sus características, no con nuestro esquema organizativo." (ibidem)

El saber, ¿"es más como patrones a partir de la agregación de neuronas" o "la puesta en común de información dispersa a través de la actividad neuronal"? (p.65)

"Con el fin de juntar las partes, nos apoyamos en un patrón. Un patrón es el proceso de reconocimiento de la naturaleza y organización de diversos tipos de información y conocimiento. Las formas creadas por estas estructuras determinarán con qué facilidad pueden crearse nuevas conexiones." (ibidem)

Junto a la forma de operar del cerebro hay que tener en cuenta el contexto de la difusión de la información. Formamos parte del contexto del mismo modo que todo el ambiente que nos rodea: nuestra red de contactos, los acontecimientos, la cultura, la naturaleza. Es la "ecología del conocimiento" ya expuesta anteriormente (en el libro de Siemens y en el post pasado). "Somos contextualmente holísticos." (p.63). Esta ecología es hoy mucho más compleja y dinámica.

Como ya señalado, el cerebro categoriza (y vincula en red) en forma automática, aunque podemos frenar y redirigir el proceso mediante análisis. Somos capaces de explicitar nuestros conocimientos recuperándolos, por ejemplo, por tema (o concepto clave), por fecha de adquisición (o quizás también de invención, si la hemos memorizado), por autor o fuente (si vino de un tercero), etc. Son múltiples redes de interconexión que se superponen una con otra. Y somos conscientes de que no recordamos todo, por lo que recurrimos a dos mecanismos: crear registros externos y establecer vínculos con fuentes complementarias. Estos registros, a su vez, pueden ser de dos tipos: la transcripción o copia de la información original, que conservamos por ejemplo en una carpeta de nuestro computador, también nombrada como categoría que ordena tales contenidos, y el registro (en nuestra misma memoria o, por ejemplo, en una base de datos de nuestro PC) de las fuentes confiables donde podríamos encontrar la información original o un desarrollo o actualización de la misma. Este registro, por cierto, también está sujeto a categorización (tengo una base de datos de fuentes donde una de las variables es el descriptor temático y otra el dato histórico [fecha de la publicación]). Pero, además, constituye un sistema de enlaces conectado con nuestra red externa. Como dice Siemens, "los individuos pueden organizar y crear sus propios espacios y redes de noticias, información, y sus herramientas de filtrado y distribución de conocimiento" (p.23). Y recordemos que somos un nodo en una amplia red ecológica: las personas que conocemos también constituyen nodos y son fuentes (y receptores) de información. Es probable que no hayamos pensado nunca en clasificarlas formalmente, pero aún así recurriremos a ellas en función del tipo de conocimiento que deseamos obtener o compartir. Tal es el poder de nuestro cerebro, del que no podemos escapar.

Ya señalé hace diez años que las necesidades de particulares, profesores y alumnos, de aplicaciones adecuadas para organizar y registrar los componentes de esta red personal han sido prácticamente olvidadas. (Puede ver en mi blog de la época lo que estaba disponible: NotiBytes, 8/08/2014).  La situación no ha mejorado mucho. Los fabricantes de software sirven ante todo a las empresas y se han preocupado del "big data". Aunque recientemente hemos visto aparecer aplicaciones de inteligencia artificial que podrían instalarse y utilizarse en un computador personal, pero es aún complejo para los particulares sin formación en informática. (Ver mi post "La IA llega a la documentación personal").  La solución más práctica y simple sigue siendo, por ahora, una base de datos constituida sobre una planilla de cálculo tipo Excel. Aquí puede ver la forma en que registro los artículos de mi interés en una planilla:

Lamentablemente, este tipo de tabla/bd no es capaz de dar cuenta de la multidimensionalidad de esta información ni ofrece un medio sencillo de registrar interrelaciones entre los ítemes registrados. Podemos utilizar gráficos como los de mapas mentales  (también llamados mapas conceptuales o mapas cognitivos), pero puede resultar difícil mantenerlos al día, sobretodo a medida que vayan creciendo. Usar un mapa mental permite ver el entorno y hacer las modificaciones necesarias cuando éste cambia. Una herramienta disponible online para ello es Miro (https://miro.com/es/mapa-mental/), que ofrece diversas plantillas e incluye incluso la generación automática de mapas mentales de múltiples ramas con la ayuda de inteligencia artificial ("Miro Assist"). El conocido Canva de diseño gráfico también ofrece la posibilidad de crear mapas mentales on line, con diversas plantillas, o de descargar el software (hay una versión gratuita). También existe un par de extensiones para el navegador Chrome (requieren registrarse y utilizan ChatGPT). Un ejemplo de Miro:

Podría sernos útil hacer, aunque sea una vez, un mapa de nuestras relaciones personales, de nuestras fuentes de información y de nuestros "contenedores" (carpetas y bases de datos en nuestro PC). Podríamos además ver (marcar) como se interrelacionan y se superponen. Y podríamos enriquecer el gráfico marcando el grado de confiabilidad de cada agente y la temática asociada. Pero esto sería algo muy anexo y no fundamental en la organización de nuestro conocimiento: sería una organización de nuestra red que podría ayudarnos en las tareas de actualización y de aprendizaje en el marco de la nueva ecología del conocimiento. Nuestras fuentes forman parte de nuestro conocimiento: de ahí que las incluí en mi propuesta de mapa. Recordemos que "El conocimiento reside en las redes" (p.31) y estas redes son de todo tipo de "actores" (como las ve la teoría del actor-red).

"El contenido es la codificación de nuestro conocimiento, nuestro arte, nuestra visión, nuestros sueños y nuestras aspiraciones. Hasta hace sólo cinco años, el contenido venía pre-empaquetado: en forma de libro de texto, CD, telediario, periódico, o en forma de clase. Ahora somos nosotros los que elegimos cómo queremos acceder a nuestras fuentes. Nosotros re-empaquetamos. (...) El aprendizaje y el conocimiento tienen lugar en redes y ecologías, no en estructuras jerárquicas y pre-organizadas. (...) Las jerarquías son relevantes, pero no en todas las situaciones ni para todas las tareas." (pp.99 y 100)

La tecnología actual puede influir en la manera en que pensamos pero es muy improbable que cambie los procesos que dirigen la conceptualización y el almacenamiento cerebral de la información, aunque podemos modificar la forma en que enlazamos las diferentes informaciones. La red neuronal es dinámica y lo es la memoria. "Psicológicamente adaptamos las conexiones de nuestro cerebro para poder procesar el entorno en que nos movemos" afirma Earl Miller, del MIT (citado p.79). Por ello, Siemens aconseja tomarse el tiempo para que la nueva información "madure" antes de clasificarla. "En vez de intentar forzar la nueva naturaleza del conocimiento en estucturas organizativas, deberíamos dejarla existir un tiempo. (...) Ver cómo se ajusta el entorno. (...) Es posible que el verdadero valor se encuentre en los patrones de conocimiento que permitimos que emerjan." (p.96). Debemos ser capaces de reconocer patrones, lo cual requiere cierto dominio del área de conocimiento: "Los patrones revelan el valor del conocimiento. Los patrones nos ayudan a discriminar elementos que pueden sernos útiles en el futuro. El reconocimiento de patrones es una destreza reservada a aquellos que tienen una base firme en un determinado campo de conocimiento o disciplina." (p.124)

Recordemos que "las redes son externas (nodos de información) e internas (cómo representamos el conocimiento)" (p.132). Explicitar nuestra red interna puede ser de gran importancia cuando adquirimos o intentamos generar nueva información. Pero "es necesario desplazar el foco desde lo que sabemos a lo que nos van diciendo los patrones que emergen a lo largo de un continuo proceso de desarrollo de conocimiento" (p.143).

Referencias

Campos, A. (2005): Mapas conceptuales, mapas mentales y otras formas de representación del conocimiento, Bogotá, Cooperativa Editorial Magisterio. Disponible en PDF.

Colle, R. (2022): Los comunicadores y sus redes. Metodología de investigación, Revista Mediterránea de Comunicación, Colección "Mundo Digital" n.25. 

Siemens, G. (2010): Conociendo el conocimiento, Ediciones Nodos Ele. (PDF descargado de Academia.edu) 

Rodriguez de Luis, E. (2024): He probado Jan, la alternativa a ChatGPT de código abierto y gratis que puedes usar en local, Genbeta, 6/04/2024.

En este mismo blog, puede encontrar:

- Los problemas de clasificación del saber (2015) 

- Cognición humana en red (2015) 

- Pensamiento visual al servicio del conocimiento (2015) 

- La IA llega a la documentación personal (2024) 

En mi blog NotiBytes: Recursos para la acumulación personal de conocimiento (2014) 


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