miércoles, 17 de junio de 2015

De la percepción a la actuación

Un estudio realizado en primates por los académicos Gustavo Deco, director del Centro de Cognición y Cerebro (CBC) de la Universidad Pompeu Fabra, y Ranulfo Tauste, investigador de la UNAM de México, y publicado recientemente en la revista PNAS ha demostrado que el cerebro procesa más rapidamente la información sensorial (percepción) y la reflexión/toma de decisión que la actuación posterior. 

El trabajo ha cuantificado la interacción temporal entre la actividad eléctrica de neuronas de cinco áreas corticales de dos primates, las áreas corticales sensoriales, premotoras y motoras, mientras los individuos llevaban a cabo una labor de discriminación somatosensorial en la que debían indicar con el movimiento de la mano qué estímulo recibido tenía mayor intensidad. Estimó matemáticamente las interdependencias que se establecen entre las ráfagas de potenciales de acción de cada par de neuronas como consecuencia de las diferentes etapas de la tarea cognitiva: percepción, memoria, toma de la decisión y actividad motora. 

Los autores concluyeron que "para llevar a cabo la tarea cognitiva, son necesarias dependencias bidireccionales entre áreas sensoriales y motoras que se mantienen incluso durante intervalos de la tarea en que las neuronas por sí solas no codifican información sobre el estímulo o respuesta". Estas dependencias bidireccionales entre neuronas se activan y se desactivan en función de los valores del estímulo y de la respuesta, lo que indica que cada trozo de información relacionada con la tarea viaja a través de un camino neuronal diferenciado. Además, estas interacciones neuronales ocurren de forma más rápida entre áreas somatosensoriales, durante los periodos de estimulación y de memoria, que cuando relacionan áreas premotoras y áreas motoras. 

Lo anterior tiene especial importancia cuando se observa que la exposición intensiva a internet y sus múltiples aplicaciones tienen a desarollar el área prefrontal, de discriminación somatosensorial y toma de decisiones, más que las áreas de reflexión. Internet nos ayuda a encontrar y compartir información en forma más rápida y eficiente, pero reduce nuestra capacidad para el pensamiento profundo. Y lo más preocupante es que este cambio ocurre a nivel biológico, en la estructura de nuestro cerebro, y es tanto más profundo cuanto más tiempo pasamos en línea.

    "Gracias a la plasticidad de nuestras vías neuronales, cuanto más usemos la Web, más entrenamos nuestro cerebro para distraerse, para procesar la información muy rápidamente y de manera muy eficiente, pero sin atención sostenida. Esto ayuda a explicar por qué a muchos de nosotros nos resulta difícil concentrarnos incluso cuando estamos lejos de nuestras computadoras." (N.Carr, p.235)
    "Cuando nos conectamos a la Red, entramos en un entorno que fomenta una lectura somera, un pensamiento apresurado y distraído, un pensamiento superficial." (ibidem, p.143)

Un grupo de investigadores de la Universidad de Sussex, después de analizar la actividad cerebral de 75 adultos usando las técnicas de resonancia magnética funcional, descubrieron que las personas que usaban un número mayor de dispositivos al mismo tiempo – como por ejemplo buscar información online usando una tableta mientras se mira la televisión y se consultan las redes sociales desde el smartphone – presentaban menos densidad de materia gris en el córtex cingulado anterior, responsable del control de las emociones, el razonamiento y la empatía. 

En los usuarios intensivos de internet, las funciones mentales que fomentan el pensamiento lineal profundo están “perdiendo la batalla neuronal por la supervivencia” (ibidem). Con ello, perdemos también – lamentablemente – la capacidad de contemplar y, no por casualidad, desarrollamos funciones similares a las que realizan las computadoras, como transferir datos a alta velocidad. 


Referencias:
Adrià Tauste Campo, Marina Martínez Garcia, Verónica Nácher, Rogelio Luna, Ranulfo Romo y Gustavo Deco (2015), "Task-driven intra-and interarea communications in primate cerebral cortex", PNAS, doi: 10.1073/pnas.1503937112 y  Agencia SINC, 9/05/2015.
Carr, N. (2010): Superfiales: ¿Qué está haciendo internet a nuestros cerebros?, México, Tauros.
Colle, R. (2015): ¿Ser digital o ser humano? De la red cerebral a las redes sociales, Santiago, INCOM-Chile.

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