miércoles, 24 de junio de 2015

Poder de decisión


Hace unos días tuvo lugar en Antofagasta (norte de Chile) un encuentro en que participaron varios neurocientíficos que hablaron de sus investigaciones. 
"Mientras algunos científicos creen que los seres humanos son ejecutores de lo que les ordena su sistema nervioso, otros dicen que hay un margen para cambiar esto, aunque no muy amplio", concluyó el periodista S.Urbina. 

"No somos libres para elegir", dice el doctor Gianvito Martino, jefe de la División de Neurociencia del Instituto San Raffaele en Milán, Italia, pero se refiere a temas como la alimentación, la reproducción (el sexo), y nuestra defensa (violencia). En estos casos, el cerebro actúa en forma automática, no de manera racional, aunque es posible moldear en parte la respuesta, vía aprendizaje, gracias a la plasticidad del cerebro. 

El doctor Diego Golombek, quien dirige el Laboratorio de Cronobiología de la U. de Quilmes, en Argentina, nos recuerda que el cerebro toma la decisión antes de que llegue a la conciencia. El doctor Charles Zuker, investigador chileno en la U. de Columbia, en EE.UU., reconoce que aún está vigente la pregunta de hasta dónde el sujeto está consciente al tomar una decisión y hasta dónde esta decisión está predeterminada por ciertos circuitos cerebrales. Aunque se ha avanzado mucho en la investigación mediante imágeness como el escáner y la resonancia magnética, aún no es posible detectar los detalles de un proceso de toma de decisión. "Esto aún no lo podemos saber, porque faltan tecnologías con una resolución de imagen mayor que las que existen hoy", dice. 

Lo más probable es que muchas de las decisiones que se toman han sido aprendidas. Pero en los casos en que se pondera conscientemente varias alternativas, lo habitual es que el cerebro ya haya evaluado y eliminado unas cuantas a nivel inconsciente. "El cerebro trabaja con jerarquías y nubla los pormenores" (Taylor, p.63) y lo hace con tal velocidad que no nos damos cuenta. Así nos presenta solo las posible soluciones que "merecen" una mayor consideración. Quizás más extrañamente, según Taylor, la decisión no es propiamente un acto de voluntad sino una elección: "Concebimos varios proyectos, desinhibimos uno y exclamamos: «Ya he decidido lo que voy a hacer»." (p.65). La voluntad solo está involucrada cuando nos obligamos a hacer algo que no queremos, y ésta es solo una forma de referirse a un proceso más complejo de elección (de descarte -inhibición- de lo que preferiríamos). 

También hay que tener en cuenta que existen múltiples circunstancias en que el cerebro anula nuestra conciencia y "decide por su cuenta": lo más común son los estados de pánico y los de mayor placer (Taylor, pp. 97 y 140). También existen drogas que aumentan la "claridad" mental (id., p. 304). 

¿Tiene la comunicación algo que ver con el proceso de decisión? Por cierto que sí. Primero porque nos ha proporcionado el conocimiento que hemos memorizado (en nuestra conexiones neuronales) y en función de las cuales formulamos e intentamos resolver el problema. Segundo, porque si nos quedan dudas, podemos consultar a otros directamente o a través de fuentes mediales (bibliografías, etc.). Tercero, porque, hoy, les redes sociales también pueden influir en nuestro comportamiento, modificando nuestro pensamiento. 


Fuentes:
Urbina, S.: "El cerebro toma decisiones antes de que la persona elija qué hacer", El Mercurio, 15/04/2015.
Taylor, G. (1979): El cerebro y la mente, Planeta.

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