Me propongo reflexionar aquí sobre el concepto de masa y la realidad de la masividad en la era de las redes sociales. Leyendo una novela, encontré por casualidad una referencia a la obra "Masa y poder" de Elías Canetti, que no conocía y que pude obtener en formato PDF. Me puse a compararla con la obra clásica "Psicología de las multitudes" de Gustave Le Bon, que es bien conocida en los estudios de comunicación.
Utilizaré estas dos obras como bases de la presente reflexión. La "Psicología de las multitudes" o "Psicología de las masas" (según la traducción), de Gustave Le Bon data de 1895, y "Masa y poder", de Elías Canetti, data de 1960, aunque fue elaborada en un período de 40 años. Muchos la consideran la más importante del siglo XX sobre este tema.
Le Bon y la multitud
Gustave le Bon (1841-1931) era sociólogo y físico aficionado. Su trabajo en torno a las masas cobró importancia cuando fue utilizado por los investigadores de los "medios de comunicación masivos" en la primera mitad del siglo XX. Se cree que su teoría pudo haber influenciado las teorías fascistas del liderazgo y que las técnicas de propaganda que expuso fueron recogidas en la obra Mein Kampf (Mi lucha) de Adolf Hitler.
En el caso de su obra, "Psychologie des foules", prefiero traducir "foule" por el término "multitudes", que me parece corresponder mejor al término francés que el de "masa".
Según Le Bon, en una multitud, el individuo pierde su autonomía et actúa por instinto, pasando a ser un mero elemento en una entidad mayor. Las multitudes, para él, tienen "una extrema inferioridad mental" (p.8 del texto en francés), lo cual deriva del hecho de que "las multitudes siempre son inconscientes, pero esta misma inconsciencia es quizás uno de los secretos de su fuerza" (p.9). Lo inquietante es que "no muy capaces de razonar, las multitudes son, por el contrario, muy capaces de actuar" (p.12).
Me parece particularmente interesante que considera no solamente las multitudes que pueden reunirse en el caso de manifestaciones callejeras u otras parecidas (estadios, salas de espectáculos), sino que considera también como tales grupos más reducidos como las asambleas parlamentarias e incluso los jurados en un juicio, señalando que "una gran aglomeración de individuos no basta para formar una multitud" (p.17).
"A veces, media docena de hombres pueden constituir una multitud psicológica, mientras cientos de hombres reunidos por el azar pueden no constituirla." (p.18)
¿Qué es entonces lo que constituye un grupo en una "multitud" en sentido psicológico? Se requieren circunstancias especiales y la aparición de características nuevas, en este caso la formación de "un alma colectiva" (p.18). La cantidad de personas no es decisiva: lo es "el desvanecimiento de la personalidad consciente" propia de la individualidad (ibidem).
Hay distintos tipos de multitudes, pero todas tienen algunas características comunes: quienes la conforman "tienen una especie de alma colectiva, lo que les hace sentir, pensar y actuar de una manera completamente diferente de aquella en la que cada uno de ellos sentiría, pensaría y actuaría de forma aislada" (p.19). Las aptitudes, los pensamientos individuales desaparecen. Pero Le Bon es particularmente crítico: "En las multitudes es la estupidez y no el espíritu que se acumula" (p.20).
¿Cuáles son las causas de este fenómeno? La sensación de poder que se obtiene en el seno del grupo, el contagio de tipo hipnótico y la sugestibilidad, lo cual lleva al predominio de la personalidad inconsciente. El individuo "ya no es él mismo, se ha convertido en un autómata al que su voluntad ya no guía" (pp.21-22).
"Así es como vemos a los jurados emitir veredictos que todos desaprobarían individualmente, las asambleas parlamentarias adoptan leyes y medidas que cada uno de los miembros que los componen desaprobaría especialmente.
Los individuos de la multitud que poseerían una personalidad lo suficientemente fuerte como para resistir la sugestión son demasiado pocos para luchar contra la corriente." (p.22)
La multitud puede ser mejor o peor que los individuos: todo depende de la sugestión que se propaga en ella. Y "la calidad mental de los individuos que componen la multitud es sin importancia" (p.28).
Más vale, según Le Bon, desconfiar de los testimonios en el caso de hechos observados por numerosos testigos. "Las observaciones colectivas son las más erróneas de todas y las que más a menudo representan la simple ilusión de un individuo que, a modo de contagio, sugirió a otros", ¡lo que lo lleva a considerar los libros de historia como "obras de imaginación pura"! (p.31)
Aborda también el tema del poder, que encontraremos como central de la obra de Canetti:
"El autoritarismo y la intolerancia son sentimientos muy claros para las multitudes, que conciben fácilmente y que aceptan tan fácilmente como los practican, en cuanto se les imponen. Las multitudes respetan obedientemente la fuerza y son mediocremente impresionadas por la bondad, que para ellas es poco más que una forma de debilidad. Sus simpatías nunca fueron con los bondadosos maestros, sino con los tiranos que los aplastaron vigorosamente." (p.35)
La imaginación juega un papel importante en la conquista del poder: "Es en la imaginación popular donde se basa el poder de los conquistadores y la fuerza de los Estados. Es sobre todo actuando sobre ella como se atraen a las multitudes" (p.43).
Y, para ello, se requieren imágenes fuertes, "una imagen llamativa y muy clara, libre de cualquier interpretación incidental" (p.44). Y la razón es incapaz de luchar contra su poder. Por ello, "no son los hechos en sí los que captan la imaginación popular, sino la forma en que se distribuyen y presentan". "Quien conoce el arte de impresionar la imaginación de las multitudes, también conoce el arte de gobernarlas." (ibidem).
Por cierto el lenguaje verbal es también necesario para ello, pero "el poder de las palabras está ligado a las imágenes que evocan y es totalmente independiente de su significado real" (p.64), aunque no todas las palabras tiene el mismo poder evocador.
Hay otro aspecto, que nos es quizás más cercano (como, especialmente, en el caso del "estallido social" de 2019 en Chile):
"Sus explosiones de revuelta y destrucción son siempre muy efímeras. Las multitudes están demasiado gobernadas por el inconsciente y, por tanto, demasiado sujetas a la influencia de herencias seculares, como para no ser extremadamente conservadoras. Abandonadas a su suerte, pronto se cansan de los desórdenes." (p.35)
Esta observación puede explicar lo que ocurrió en Chile después de 2019: dos intentos de redacción de una nueva constitución fueron rechazados y el pensamiento moderado se volvió a imponer en la mayor parte de la sociedad.
Foto: La concentración del 29 de octubre de 2019 en Santiago de Chile (Deutsche Welle)
Canetti y la masaReaccionando frente a la concepción de la masa según Freud y analizando la situación de Alemania en la década de 1930, Elías Canetti (1905-1994) publicó en 1960 su mayor obra: "Masa y poder" ("Mass und Macht"). Aunque doctor en química, fue un escritor búlgaro - nacionalizado británico en 1952 - que escribió, en alemán, novelas y obras de teatro, trabajando 40 años en esta obra de corte antropológico y sociológico. Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1981. No parece haber conocido la obra de Le Bon, ya que no la cita en la bibliografía de su obra.
Las primeras palabras de la obra de Canetti son "Nada teme más el hombre que ser tocado por lo desconocido", agregando luego que "Esta aversión al contacto no nos abandona tampoco cuando nos mezclamos entre la gente" (p.4). Pero hay una situación en que este temor, a su juicio, desaparece:
"Sólo inmerso en la masa puede el hombre redimirse de este temor al contacto. Se trata de la única situación en la que este temor se convierte en su contrario. Es esta densa masa la que se necesita para ello, cuando un cuerpo se estrecha contra otro cuerpo." (ibidem)
Esto es, según el, "un instinto tan innato en el hombre como el de supervivencia" (Wikipedia). Pero llega a hablar de masa y a desarrollar el tema sin introducir propiamente una definición de la misma, sino describiendo cómo se constituye: a partir de la afluencia de personas.
"Muchos no saben qué ocurrió, no pueden responder a ninguna pregunta; sin embargo, tienen prisa de estar allí donde se encuentra la mayoría. Hay una decisión en sus movimientos que se diferencia muy bien de la manifestación de una curiosidad habitual. Se piensa que el movimiento de unos contagia a los otros, pero no es sólo eso, falta algo más: tienen una meta. Antes de que hayan encontrado palabras para ello, la meta pasa a ser la zona de mayor densidad, el lugar donde hay más gente reunida.
Hay que decir algo más de esta forma extrema de espontaneidad de la masa. Allí donde se origina, en su mismo núcleo, no es tan espontánea como parece. Pero en el resto, si prescindimos de las cinco, diez o doce personas a partir de las cuales se originó, sí lo es. Desde el momento en que se hace consistente desea aumentar su consistencia. El ansia de crecimiento es la primera y suprema característica de la masa. Quiere integrar en ella a todo aquel que se pone a su alcance." (p.5)
Esto es lo propio de la "masa abierta", que distingue de la "masa cerrada".
"La masa abierta existe mientras crece. Su desintegración comienza apenas ha dejado de crecer. Porque con la misma rapidez con la que se constituyó, la masa se desintegra. (...) El ansia de crecimiento es la primera y suprema característica de la masa. (...)
Es comparable a un cántaro en el que se vierte líquido: se sabe siempre cuánto líquido puede aceptar. Se hallan vigilados los accesos a su propio espacio; a ella no puede ingresarse de cualquier manera. El límite se respeta." (p.5)
El control es, por lo tanto, muy importante en este caso. Se determina no solo el espacio sino quienes está autorizados para ocuparlo. Esto retarda la posibilidad de desintegración, que es importante en el caso de la masa abierta. La posibilidad de influencias externas hostiles queda prácticamente anulada. Y con ello, cuenta con la posibilidad de repetición. "Ante la perspectiva de volver a reunirse, la masa supera una y otra vez su disolución." (ibidem).
Lo importante, en ambos casos, es lo que Canetti llama "la descarga":
"Se trata del instante en el que todos los que pertenecen a ella quedan despojados de sus diferencias y se sienten como iguales. (...)
En la descarga, se desechan las separaciones y todos se sienten iguales. En esta densidad, donde apenas hay hueco entre ellos, donde un cuerpo se oprime contra otro, uno se encuentra tan cercano al otro como a sí mismo. Así se consigue un enorme alivio. En busca de este instante feliz, en que ninguno es más, ninguno mejor que otro, los hombres se convierten en masa." (p.6)
La libertad desaparece y surge una jerarquía que determina la manera común de comportarse.
Pero nada de esto es duradero: la concentración se termina, todo fue una ilusión y cada persona vuelve a su vida habitual, separados unos de otros.
En la masa, podrá haber eventualmente un núcleo, que podría perdurar a pesar de la disolución general:
"En casos de cambios especiales y muy serios hay hombres que rompen viejas ataduras y contraen otras nuevas. A tales lazos, que por su naturaleza sólo pueden admitir un número limitado de miembros y deben asegurar su existencia mediante estrictas reglas, las denomino cristales de masa." (p.6)
La masa tiende a ser destructiva, especialmente cuando empieza a reunirse:
"Preferiblemente la masa destruye casas y cosas. (...) Una particular necesidad de este tipo de estruendo parece existir al comienzo de los acontecimientos, cuando la masa está todavía compuesta por un número bastante reducido de elementos y cuando no ha sucedido aún casi nada. El rumor promete el anhelado refuerzo y es un feliz presagio de lo que sucederá a continuación. (...)
El más impresionante de todos los medios de destrucción es el fuego. (...) La masa que incendia se cree irresistible." (p.7)
¡Parece ser lo que observamos en Santiago en octubre de 2019 (donde se incendió hasta una iglesia)! Y si este fenómeno chileno se llamó "estallido social", quizás quien lo nombró haya leído a Canetti, ya que uno de sus capítulos tiene por título "El estallido", aunque este estallido se produce, según el, al pasar de una masa cerrada a una masa abierta, cuando la masa ya no cabe - al crecer - en los límites del espacio en que se reunió (p.8). Podría seguir mencionando características señaladas por Canetti que se aplican perfectamente a lo ocurrido en Santiago, pero no es mi objetivo aquí.
Son cuatro las propiedad de la masa, presentes en mayor o menor grado: siempre quiere crecer, en su interior reina la igualdad, ama la densidad y necesita una dirección, en el sentido de que "se mueve hacia (...) una meta que está fuera de cada uno y que coincide en todos". "La masa existe mientras tenga una meta inalcanzada" (p.13).
Gran parte de la obra de Canetti aquí considerada está dedicada al tema del poder. No me interesa el tema del poder del modo en que lo aborda Canetti, principalmente influenciado por lo que ocurrió en Alemania en la década de 1930 (el auge del partido nazi y su manejo del poder), desarrollando lo relativo al ejercicio del poder por parte de un líder político o militar, especialmente con la impartición de órdenes, el infundar miedo, etc... Pero sí podemos observar algún tipo de poder en las redes sociales, como veremos más adelante, como la que señala en el caso de un discurso ante una masa:
"La consigna del orador que impone una dirección a los hombres reunidos tiene precisamente esta función [hacer de la mayoría una masa] y puede considerarse como una orden a muchos. El arte del orador consiste en que todo lo que persigue lo resume y expresa vigorosamente en consignas que ayudan a la constitución y mantenimiento de la masa." (p.120)
Una red social puede ser un instrumento para dar órdenes en este sentido y procar a una determinada acción, de lo cual existen múltiples ejemplos.
Tenemos ahora lo suficiente para abordar el tema de las redes sociales con los conceptos aportados por ambos autores.
Las redes sociales
La observación de Le Bon acerca del mecanismo que origina el pensamiento grupal parece poder aplicarse adecuadamente a lo que ocurre con la asociación (hacerse "seguidor") en las redes sociales:
"El nacimiento gradual del poder de las multitudes se produjo primero mediante la propagación de ciertas ideas que lentamente echaron raíces en las mentes, luego por la asociación gradual de los individuos para lograr la realización de concepciones teóricas." (Le Bon, p.12)
En un grupo, los individuos se ven fuertemente influenciados unos por otros y es lo que se observa en una red social cuando un emisor logra centenares o miles de seguidores. Las multitudes necesitan un líder, decía ya Le Bon, y este es el rol que asumen los influenciadores y líderes de opinión.
La Bon también señaló los procedimientos típicos de los líderes de multitudes que encontramos en las redes sociales (y en las campañas políticas): la afirmación (sin razonamiento ni prueba), con una necesaria repetición que crea una corriente de opinión y permite que aparezca el poderoso mecanismo del contagio (p.77). Y anticipando nuevamente a los medios de comunicación y las redes sociales, agrega que el contagio "se puede hacer a distancia bajo la influencia de ciertos acontecimientos que guían todos los espíritus en la misma dirección y confieren características especiales a las multitudes" (ibidem).
Para ello señaló la importancia de las imágenes: en las multitudes "las imágenes evocadas en sus mentes las toman como realidades" (p.24). ¡Observamos como las imágenes son una parte constitutiva de las redes sociales y el riesgo asociado ahora a la imágenes producidas o modificadas con inteligencia artificial!
"Las multitudes, al no poder pensar más que en imágenes, sólo se dejan impresionar por las imágenes. Sólo las imágenes las aterrorizan o seducen y se convierten en motivos de acción." (p.43)
"La imaginación representativa de las multitudes es muy poderosa, muy activa y capaz de quedar profundamente impresionada." (p.42)
Le Bon también se anticipó de algún modo al fenómeno de la difusión masiva de algunas noticias y videos falsos en las redes sociales. La verdad no importa:
"Las multitudes nunca han tenido sed de verdades. Ante pruebas que les desagradan, se alejan, prefiriendo deificar el error, si éste las seduce. Quien sabe engañarlas fácilmente es su amo; quien intenta desilusionarlas es siempre su víctima." (p.69)
En las redes sociales podemos encontrar multitudes de diversos tamaños, pero no encontraremos masas, salvo, eventualmente, como resultado de una convocatoria. La masa requiere el contacto físico ("hombro con hombro", dice Canetti).
En la visión de Canetti, las redes sociales parecen a primera vista tener poco lugar. En efecto, insiste desde el principio en el contacto o, al menos, la extrema cercanía física de quienes conforman la masa. Nada de esto, evidentemente, existe en las redes sociales. Sin embargo, Canetti también habla de la convocatoria y de la existencia de una meta. Un concurrir que podemos ver de dos maneras: primero la invitación que lleva a adherir o hacerse "seguidor" de algún líder; y por otra parte la invitación que ocurre, algunas veces, para concurrir a un determinado lugar y, ahí, formar la masa física, como en el caso de manifestaciones públicas. Pensemos en la famosa "primavera árabe" en todo el mundo árabe en 2011 o en la manifestación del millón de personas en Santiago de Chile, el 25 de octubre de 2019. Sin embargo, en estos casos, no hubo un liderazgo ni un convocante único. Fue un fenómeno de contagio, como ya señalaba Le Bon. Y no hubo ningún líder (al menos en Santiago) que de ello extrajera y utilizara un determinado poder (jerarquía, en términos de Canetti), a no ser que se considerase como tal la victoria electoral de la izquierda chilena en 2021.
Canetti distinguía cinco tipos de masas: las masas de acoso, las de fuga, de prohibición, de inversión y las festivas (pp.22-28). Sin duda podemos encontrar estos cinco tipos de contenidos y agrupaciones en las redes sociales. Aclaremos lo relativo a la fuga: "La masa de fuga se establece por amenaza" (p.24). Sería mejor, este caso, hablar de "masa de amenaza", presente en las redes sociales: no se trata de "huir juntos", como plantea Canetti, sino de amenazar juntos. La de prohibición - que también llama "masa negativa" - se refiere a "no hacer lo que hasta ese momento han estado haciendo"; es una frontera que nadie debe cruzar (la huelga puede ser un ejemplo). Y "quien cede y transgrede la prohibición es repudiado por los otros" (p.25). En la inversión, "los que tanto tiempo estuvieron indefensos, de pronto enseñan los dientes" (p.26). Quizás sea más claro y adecuado hablar de rebelión. Como en el caso anterior es bastante común en las comunicaciones políticas.
También propone el concepto de "cristales de masa", "pequeños y rígidos grupos de hombres, fijamente limitados y de gran constancia, que sirven para desencadenar masas" (p.33). Podríamos quizás considerar los algunos líderes como cristales de masa, en particular porque la unidad de la masa (o, más bien, multitud) que congregan "es mucho más importante que su tamaño". El cristal es duradero y el grupo que reúne debe ser fácilmente controlable. "El proceso de crecimiento rápido e incontrolable y la amenaza de desintegración (...) no están activos dentro del cristal." (ibidem)
Hemos visto, siguiendo a Canetti, que un líder puede utilizar la red social como instrumento para dar órdenes y provocar una determinada acción. Ha sido el caso en las convocatorias a manifestaciones multitudinarias y los ejemplos no faltan (ya he mencionado algunos).
En las redes sociales podemos ver también otra forma, muy particular, de manejo del poder sin constituir propiamente una masa o "multitud psicológica", lo cual es quizás une fenómeno nuevo y peculiar. El caso más patente y ampliamente difundido ha sido el de Cambridge Analytica, que utilizó datos masivos de Facebook para influenciar, mediante mensajes dirigidos, la toma de decisiones políticas en diversas elecciones. Parece ser un tipo particular de cristal de masa. Facebook y Google recopilan enormes cantidades de datos que "minan" para propulsar y fortalecer sus productos y ventas, y muchas empresas utilizan algoritmos del mismo tipo para orientar sus campañas de mercadeo. En este caso se habla a veces de "nichos" de seguidores, pequeñas comunidades virtuales, que corresponden más a la "multitud" de Le Bon que a la "masa" de Canetti. Pero sería así solo si se trata de un grupo cautivo (permanente) y no si se trata de una difusión "al voleo", como es lo más común, por ejemplo, en TikTok. En este caso, esta multitud no comparte necesariamente las ideas del emisor, no es una multitud uniforme ni menos cristalizada; es más bien una multitud "difusa" y variable.
Los emisores, en las redes sociales, que consiguen numerosos seguidores se transforman en "influenciadores". "El influencer es una persona que posee cierta credibilidad sobre un tema concreto y que su presencia e influencia en las redes sociales hace que se convierta en un prescriptor idóneo de una marca determinada." (Gómez). Se tiende a diferenciar influenciadores y líderes de opinión:
"Los líderes de opinión son como referentes de conocimientos, su credibilidad se basa en conocimientos profundos y experiencias. Son expertos, referentes en sus campos, cuya voz resuena en su día a día, conferencias y redes sociales.
Por otro lado, los influencers son maestros en la conexión instantánea en redes. Su capacidad para atraer seguidores y generar compromiso les otorga un poder único: influir en las decisiones de compra mediante recomendaciones “auténticas” y su estilo de vida.
En términos de alcance, los influencers tecnológicos suelen tener un promedio de 100.000 a 1 millón de seguidores, mientras que los líderes de opinión pueden contar con una audiencia más selecta pero altamente comprometida." (Vargas)
Para ambos es necesario que demuestren "autenticidad personal", que sus mensajes sean atractivos, que demuestren su credibilidad sea por su expertise (demostración de conocimiento del tema que tratan) sea por su afinidad con el pensamiento de sus posibles seguidores. Además, "solo aquellos influencers que producen de manera consistente contenido relevante y de calidad cosechan el éxito a largo plazo" (Lastra).
Al menos en el campo del marketing, esta credibilidad "no es en realidad mucho mayor que la de la publicidad de toda la vida" (ibidem). Y, algo interesante (que reduce algunas posibilidades): "Al 65,6% de los consumidores no les gusta que los influencers se apoyen en su alcance en las redes sociales para pronunciarse en asuntos políticos" (ibidem).
En los "nichos" (y las multitudes psicológicas), en torno a líderes de opinión de corte ideológico de todo tipo, se va formando una unidad de pensamiento - un "alma colectiva" - y una pérdida de la capacidad crítica, como ya señalaba Le Bon. La adhesión se basa más en la emoción, en particular la de "sentirse representado", encontrar una suerte de "almas gemelas" o sentirse parte de algo más grande. La pertenencia o afiliación es una de las necesidades o motivaciones básicas del ser humano, como ya señaló Abraham Maslow ("Motivación y personalidad", 1954).
Hay lideres en las redes sociales que tienen miles y hasta millones de seguidores pero no forman ni un nicho ni una multitud en sentido psicológico: son una multitud solamente en el sentido de ser un conjunto muy numeroso; son una mera audiencia, como en otros medios de comunicación masiva. Sin embargo, aún así, hemos visto que pueden transformarse en "cristales de masa" y llevar a sus seguidores a realizar determinadas acciones (como votar de una determinada manera en unas elecciones). Llevarían entonces a que se formara una "multitud psicológica", al menos temporal, que - en el campo político - puede ser un peligro para la democracia.
Un nuevo tipo de influenciador también ha nacido, basado en la inteligencia artificial. "Este tipo de influenciadores abre un mundo de posibilidades para las marcas, que podrán diseñar personalidades a su medida, sin limitaciones de tiempo ni espacio" dicen en el Diario Financiero, que señala el riesgo - observado ya en países orientales - de crear dependencia emocional (por la identificación), el impacto en la autoestima, las falsas expectativas, etc., lo cual - por cierto - también puede ocurrir con influenciadores de carne y hueso.
También deberíamos considerar las redes sociales a las cuales nos exponemos como "cristales de masa", especialmente perjudiciales, en conjunto, para los jóvenes que se exponen a ellas durante horas, como señalan los neurocientíficos:
"Este consumo de redes sociales, en lugar de producir un aprendizaje profundo, produce una dependencia del tipo de estimulación rápida y superficial. (...) A largo plazo, esta dinámica puede reducir la tolerancia a la frustración y debilitar el autocontrol, especialmente en niños y adolescentes. (...) El uso frecuente de redes sociales puede, por tanto, afectar negativamente las habilidades de aprendizaje y memoria a largo plazo. (...) El consumo excesivo de redes sociales está vinculado a una disminución en la capacidad de atención, un aumento en la impulsividad y, en algunos casos, problemas de salud mental como ansiedad y depresión. (...) La plasticidad sináptica se ve afectada y la capacidad de retención de información a largo plazo disminuye." (de Labra)
En suma, la neurología confirma de algún modo lo que señalaba Le Bon: a largo plazo, el uso indiscriminado y predominante de las RRSS (principalmente por sobre la lectura de libros) puede provocar en el seguidor "una extrema inferioridad mental".
Ambos autores, por lo tanto, de algún modo se complementan y nos entregan conceptos útiles para el análisis de las redes sociales, especialmente las dirigidas por figuras atractivas como los influenciadores.
Esto, obviamente, aparte del mar de información y desinformación que no es producto de "cristales de masa", o de la difusión masiva de mensajes en línea considerados hostiles hacia determinados grupos o personas, especialmente incitaciones al odio, más por reproducción que por acción de un líder (35% en promedio en la Unión Europea, cfr. Dell'Anna, Euronews). La multitud de mensajes semejantes podría llevar a la formación de otro tipo de multitud basada en una cierta unidad de pensamiento, en un campo determinado, pero sin la presencia o existencia de un líder identificable.
En resumen, estos son los principales conceptos aportados por ambos autores y que podemos aplicar a las RRSS:
Le Bon
El tamaño no importa
Alma colectiva; se desvanece la personalidad individual
Adhesión basada en la emoción y sentido; no se razona
Condiciones: Repetición y contagio
Domina la imagen/imaginación
Sentido de pertenencia y sensación de poder
Autoritarismo
El desorden creado, si lo hay, es efímero
Canetti
Convocatoria o invitación, seguida de contagio
Masa abierta (La cerrada no es propia de las redes sociales)
Contenido: acoso, amenaza, prohibición, rebelión, fiesta
Autoritarismo ("poder"): impone una idea, puede ordenar una acción
Otro tipo de liderazgo: cristal de masa
Referencias
Canetti, E. (1981): Masa y poder, traducción de Horst Vogel, 6a edición, Barcelona, Muchnik Editores.
de Labra, C. (2024): Soy experta en Neurociencia y esto es lo que pasa en tu cerebro si ves mucho TikTok, The Conversation, ADN Radio 12/11/2024.
Dell'Anna, A. (2024): Casi la mitad de los jóvenes de la UE están expuestos al ciberacoso, según Eurostat, Euronews, 07/11/2024.
Diario Financiero (2024): Influenciadores virtuales: Impacto para las marcas y dilemas éticos, DF 15/02/2024.
Dueñas, H.J. (2021): Psicología de Masas y Redes Sociales I, Blog Hduenast,
Gómez L., B. (2018): El influencer: herramienta clave en el contexto digital de la publicidad engañosa, Methaodos Revista de ciencias sociales, vol. 6, núm. 1, 2018.
Lastra, E. (2022): La credibilidad de los influencers hace aguas (y apenas aventaja a la de la publicidad clásica), Marketing Directo, 3/10/2022.
Le Bon, G. (1895): Psicología de las masas, Editorial Comares 2014. Versión PDF de Último Reducto.
- Psychologie des foules, Édition Félix Alcan, 9e édition, 1905 (utilizada aquí).
McCarthy-Jones, T.S. (2019). Are Social Networking Sites Controlling Your Mind?, Scientific American.
Vargas, T. (2024): ¡Influencers vs. Líderes de Opinión!, Artículos LinkedIn, 12/04/2024.