miércoles, 21 de diciembre de 2022

Los límites del conocimiento

Ya hablé, en un post anterior, de los problemas de desconocimiento que aborda Daniel Innerarity en su libro "La sociedad del desconocimiento". La idea central es que el aumento del conocimiento no implica, hoy, el retroceso de lo que no se sabe, sino más bien su aumento o el descubrimiento de que es mayor que lo creído hasta entonces.

Pero el real problema del conocimiento (y del desconocimiento) es que la capacidad de nuestro cerebro es mucho más limitada que lo que, generalmente, creemos. Lo puso recientemente en evidencia un físico famoso, Sankar Das Sarma, director del Centro de Teoría de la Materia Condensada, de la Universidad de Maryland. "Las leyes de la física en realidad no existen, sino que son solo un concepto conveniente para nosotros" dice (Piacente). 

"Plantea que lo que llamamos leyes físicas son en realidad meras descripciones matemáticas de cierta parte de la naturaleza, y que esta suposición se aplica tanto a las leyes del movimiento de Newton, como a la teoría de la relatividad de Einstein, a la ecuación de Dirac que describe las amplitudes de probabilidad para un electrón, así como a otros muchos campos de la física. [...] Lo que más bien ocurre es que nuestras leyes y teorías describen la realidad tal como la percibimos y medimos. " (ibidem)

Sarma nos recuerda que nuestro cerebro tiene "apenas" 86 mil millones de neuronas, lo cual es inferior a la cantidad de estrellas que existen en la Vía Láctea, la cual es solo una pequeña parte del Universo conocido. "El universo parece casi infinito en comparación con la capacidad finita del cerebro humano, lo que nos deja tal vez pocas posibilidades de descubrir todo sobre su naturaleza y sus misterios." (ibidem)

"Sarma advierte, no obstante, que no soñemos con una posible ley final de la física, ya que considera que esa pretendida descripción global de todo el universo, algo que los físicos llevan buscando desde hace un siglo, es algo que realmente no existe." (ibidem)

Dado que la física actual se basa en las matemáticas y que utiliza éstas para describir el universo, se plantea otra pregunta: "¿tienen las matemáticas una existencia real que nosotros descubrimos, o por el contrario son tan solo una construcción del cerebro humano, limitada por nuestra propia biología?" (ibidem).

Saliendo de la física y de las matemáticas, debemos considerar otro campo donde es imposible conocer la realidad. Se trata de la astronomía. Nuestros conocimientos crecen constantemente gracias a nuevos instrumentos como el telescopio James Webb. Pero solo hace crecer nuestro conocimiento de algunos aspectos del pasado. Las ondas (de luz y otras) que nos llegan, se originaron hace años y la realidad que queda fuera de nuestro sistema solar, hoy, queda fuera de nuestra capacidad de observación. ¡No sabemos que es lo que está ocurriendo alrededor de nosotros (de nuestro sistema solar)!

Otra grave ilusión es creer que la inteligencia artificial basada en una acumulación cada vez más enorme de "big data" nos dará acceso a todo el conocimiento posible. Se confunde coherencia con verdad, nos advierten en la Agencia SINC (agencia científica española), comentando el éxito que está teniendo el ChatGPT de OpenAI, un sistema de chat con más de 175 millones de parámetros, usando algoritmos que abarcan desde la traducción hasta la generación de texto, lanzado el 30 de noviembre. 

"Algunas personas han quedado tan alucinadas que se habla ya del fin de Google, de estar a un paso de la Inteligencia Artificial General (AGI), en la que los sistemas son comparables en inteligencia a los seres humanos. Algunos, con aún mayor osadía, ven razones para dar la bienvenida a la singularidad, ese estadio de desarrollo tecnológico en el que ésta trasciende la inteligencia y el control humanos." (Casacuberta)

ChatGPT es “peligrosamente estúpido”, dice Gary Marcus, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Nueva York (Perozo). Tanto en este caso como en otras aplicaciones de la IA, hay que recordar problemas "como los sesgos discriminatorios o, curiosamente, los errores matemáticos y de razonamiento inferencial que contienen", introducidos por quienes los programan (ibidem). Los algoritmos incluyen miles de parámetros. ¿Son los programadores capaces de controlarlos? Contamos con IAs que se autodesarrollan ("aprendizaje profundo"). ¿Cómo podemos controlarlas? ¿Cómo sabemos si son fiables o no? Algunos informáticos intentan lograr que, junto con sus resultados, informen del modo en que los obtuvieron. ¿Pero su "razonamiento" será comprensible para nosotros?

"No creo que estemos cerca de obtener sistemas inteligentes de verdad, quizás en 10 años estemos bastante cerca”, resalta Marcus. Y mientras, herramientas que pueden ser utilizadas para desinformación continúan sumando espacios." (Perozo)

Las dudas - o límites - se introducen también en un campo inesperado: el judicial. El modo cómo fallan los jueces ha sido estudiado en los Estados Unidos (Mocan, 2018), concluyendo que "el sistema judicial de las democracias avanzadas está muy alejado de los parámetros que rigen la producción del conocimiento científico" (Costas y Martínez). Los investigadores, de la Universidad Estatal de Luisiana, demostraron que influían en los jueces su ideología, su creencia en la existencia de diferencias entre razas humanas, la fecha de cumpleaños (del juez o del acusado), el día de la semana (el lunes era peor), si ganó o perdió el equipo de futbol favorito, el estrés, etc. (ibidem) No solo distintos jueces imponen sentencias diferentes en casos idénticos: se verificó que un mismo juez lo hacía (se le presentó un mismo caso cambiando el nombre del acusado, con algunos años de diferencia). No existe por lo tanto un conocimiento cierto en materia jurídica, porque opera de un modo muy alejado del modelo de desarrollo del conocimiento científico. ¡Y éste ya es tremendamente limitado!

En resumen: nuestra capacidad de percepción y procesamiento mental es extremadamente limitada y estamos lejos de tener acceso a toda la realidad. Pero, al mismo tiempo, es suficiente y adecuada para movernos y adaptarnos a esta realidad, de la cual formamos parte, si bien muchas de sus dimensiones nos escapan y solo podemos elucubrar acerca de algunas de ellas (ver mi obra "La ciencia y el espíritu").

Referencias

Casacuberta, D. y  Guersenzvaig, A. (2022): Las falacias del encantamiento con la inteligencia artificial de ChatGPT, Agencia SINC, 16/12/2022. 

Costas, E. y Martínez, E. (2022): El sistema judicial de las democracias modernas no resiste el análisis científico, Tendencias 21, 20/12/2022.

Mocan, E., O. & N. (2018): Emotional Judges and Unlucky Juveniles, American Economic Journal: Applied Economics, 10 (3): 171-205.

Perozo, K. (2022): ChatGPT es “peligrosamente estúpido”, dice un experto en Inteligencia Artificial, FayerWayer, 12/12/2022. https://www.fayerwayer.com/ciencia/2022/12/12/chatgpt-es-peligrosamente-estupido-dice-un-experto-en-inteligencia-artificial-sus-motivos-suenan-muy-validos/

Piacente, P.J. (2022): Las leyes físicas tal y como las entendemos en realidad podrían no existir, Levante-emv, 13/12/2022. 

Sarma, S.D.(2022): Why the laws of physics don't actually exist, New Scientist. 

miércoles, 7 de diciembre de 2022

Los sentidos del sentido

 ¿Cuál es el sentido del sentido? Me parece que es indefinible.

Tenemos cinco sentidos, pero se habla de un sexto sentido.

Los sentidos del tránsito son dos. Y éste es otro sentido del sentido.

El sentido de una palabra puede ser uno o varios.

Un acto también puede tener uno o varios sentidos.

La realidad puede tener múltiples sentidos.

El sentido de la vida varía según la creencia o ideología de cada cual.

Entonces el sentido puede tener muchos sentidos.

¿Cómo se las arregla el cerebro para darnos la significación correcta? ¡Y lo hace sin que necesitemos detenernos en reflexionar! Es el subconsciente que opera, a la velocidad de la luz (o aún más, ya que pueden estar involucrados procesos cuánticos). ¿Cómo? Parte de la información del contexto antecedente y le junta el contexto simultáneo, analizando todo en forma simultánea y arrojando a nuestra consciencia el resultado, sin ningún esfuerzo de reflexión a no ser, por ejemplo, que se esté jugando expresamente con los múltiples sentidos de una palabra (lo que el contexto también indica).

martes, 29 de noviembre de 2022

La era de las dudas

No es una novedad decir que estamos sumergidos en la información, especialmente desde el nacimiento de la web y, aún mucho más, desde el surgimiento de las redes sociales.

Pero en este ambiente de crecimiento explosivo y de desarrollo desregulado, abundan las informacuiones falsas, las opiniones extravagantes y las supuestas conspiraciones. 

"Este mercado desregulado favorece la credulidad porque no plantea ningún límite a los mecanismos más intuitivos de nuestro espíritu: estereotipos, sesgos, agitación adictiva, atención dispersa, automatismos mentales... Cuando hay una saturación de información que nos distrae y obliga a decidir rápidamente, es más fácil aceptar las ideas falsas, pero también que nos rindamos a nuestra espontaneidad mental como si fuera algo indiscutible. (Innerarity: 10)

El principal problema del ambiente informático de hoy es que disminuye la posibilidad de comprobación personal. ya es un lugar común decir que, ante cualquier información, conviene realizar una verificación (aunque podemos tener autores o emisores que nos dan absoluta confianza y que no lo hacen, a nuestro juicio, necesario). ¿Pero en que medida otras fuentes son más confiables? O, si encontramos divergencias, ¿a cuáles debemos creer?

En el campo científico, especialmente de las ciencias básicas, existe el mecanismo de evaluación por pares. Pero hemos sabido hace poco que incluso, en este caso, ocurre que los pares se copian unos a otros y pueden otorgar fe a experimentos y resultados inventados. Fue el caso del fraude en una investigación acerca del Alzheimer: un artículo publicado en 2006 en la revista Nature y que fue citado en otros 2.300 artículo, sirviéndose de base a otras investigaciones que siempre dieron por válidos los resultados que ahora se sabe que estaban falseados. El neurocientífico Matthew Schrag, de la Universidad Vanderbilt, destapó el posible escándalo (evitando hablar de fraude), descubriendo no solo las "retro-citas" sino como las mismas ilustraciones se encontraban en numerosos artículos diferentes que pretendían haber replicado los mismos experimentos. La revista Science inició una investigación, recurriendo a investigadores independientes, que parece confirmar que hay cientos de imágenes en duda (algunas "sorprendentemente flagrantes") (https://www.youtube.com/watch?v=kk0nVk6_290)

Se habla de "crisis de replicación", presente también en otros casos:

"Las crisis de replicación que afectaron a la psicología y a la biología del cáncer, resultaron ser mucho más profundas y generalizadas de lo que se creía y, a día de hoy, casi no hay ningún ámbito científico que no se haya visto afectado de una u otra manera por estos problemas." (Xataka, 1/08/2022) 

¿En quién confiar? "Los legos nos vemos obligados a depositar nuestra confianza en los científicos, lo que a veces no es razonable o no es posible, como cuando la comunidad científica hace públicos sus desacuerdos y no sabemos a quién creer."  (Innerarity: 12)

Nadie es experto en varias áreas y la mayoría se ve obligada a informarse a través de divulgadores. Pero la llamada divulgación científica también puede ser fuente de información y creencias erróneas, máxime cuando algún autor se vuelve famoso, como ocurrió con Yuval Noah Harari, que ha vendido más de 23 millones de copias de sus libros en todo el mundo y acaba de ser fuertemente atacado: 

"Hemos sido seducidos por Harari por el poder no de su verdad o erudición sino de su narración. Como científico, sé lo difícil que es convertir temas complejos en narraciones atractivas y precisas. También sé cuándo se sacrifica la ciencia al sensacionalismo. Yuval Harari es lo que yo llamo un “populista de la ciencia”. [...] Los populistas de la ciencia son narradores talentosos que tejen historias sensacionalistas en torno a "hechos" científicos en un lenguaje simple y emocionalmente persuasivo. Sus narraciones están en gran parte limpias de matices o dudas, lo que les da un aire falso de autoridad y hace que su mensaje sea aún más convincente. Al igual que sus contrapartes políticas, los populistas científicos son fuentes de desinformación. Promueven falsas crisis, mientras se presentan como poseedores de las respuestas. Entienden la seducción de una historia bien contada, que buscan incansablemente expandir su audiencia, sin importar que la ciencia subyacente esté distorsionada en la búsqueda de la fama y la influencia. [...]

Consulté a colegas en la comunidad de neurociencia y biología evolutiva y descubrí que los errores de Harari son numerosos y sustanciales, y no pueden descartarse como quisquillosos. Aunque se vende como no ficción, algunas de sus narraciones se acercan más a la ficción que a la realidad, todos signos de un populista científico." (Narayanan)

(‪Darshana Z. Narayanan es especialista en neuroetología, evolución y comportamiento social de la Princeton University)

La situación no es mejor en el caso del software. Programas falsos se esconden a plena vista dentro de duplicados falsos de software conocido, como por ejemplo Google Translate de la cual hubo 112.000 descargas, evitando así ser detectados por los antivirus, y empezando a operar semanas después de la descarga (DigitalTrends, 30/08/22). Y, a pesar de los avances del software antivirus y de la IA, la cantidad de datos acumulados es tal que "no puede ser completamente procesado por nuestros instrumentos de análisis" (Innerarity: 18).

Pero la situación es aún más grave y más amplia. Se dice que hemos pasado de la era de la información a la era del conocimiento. Pero más conocimiento implica también la toma de conciencia de más desconocimiento y el aumento de la complejidad de los problemas. "Nunca habíamos depositado tantas esperanzas en el conocimiento como solución mientras se convertía él mismo en un problema. [...] No hay descubrimiento científico o invención tecnológica que no lleve aparejado, como su sombra, un nuevo desconocimiento." (ibidem: 9; 13)

"Nos caracterizamos como «sociedad del conocimiento», pero eso no significa que sepamos mucho, sino que somos una sociedad que es cada vez más consciente de su no-saber y que progresa aprendiendo a gestionar el desconocimiento en sus diversas manifestaciones: inseguridad, verosimilitud, riesgo e incertidumbre.  [...]

Hay otro aspecto más dramático de esta ignorancia que tiene que ver con el hecho de que las tareas acometidas incluyen dimensiones desconocidas y parcialmente desconocibles: consecuencias secundarias y efectos no previstos que han de ser gestionados en escenarios de futuro difícilmente anticipables." (ibidem: 20)

Hoy, el aumento del conocimiento no implica el retroceso de lo que no se sabe, sino más bien su aumento o el descubrimiento de que es mayor que lo creído hasta entonces: "el nuevo conocimiento genera sus correspondientes ignorancias" (ibidem: 52). El conocimiento se ha hecho más accesible, pero el desconocimiento también. Y con ello las dudas y la dificultad para tomar decisiones: "El problema básico al que nos enfrentamos es el de la discriminación inteligente: qué ha de ser omitido, desatendido, ignorado" (ibidem: 56).

"El universo digital es un nudo extraordinario donde se encuentran demasiadas cosas y nos ayuda muy poco a la hora de determinar qué es lo que deberíamos propiamente buscar. Cualquiera es capaz de encontrar; lo difícil es buscar. [...]

No sabe nada quien no sabe que el verdadero saber es inalcanzable; no ha aprendido nada quien no ha aprendido lo mucho que le queda por aprender." (ibidem: 123; 142)

Y si no sabemos, ¿cómo resolver nuestras dudas? ¡Investigar más no nos asegura que las podamos resolver! Y muchas investigaciones agregan más información (o solo muchos datos), ampliando el campo de las dudas y del desconocimiento.

Referencias:

Innerarity, D. (2022): La sociedad del desconocimiento, Barcelona, Galaxia Gutenberg.

Narayanan, D: The Dangerous Populist Science of Yuval Noah Harari, Current Affaires, march-april 2022.


martes, 22 de noviembre de 2022

Rincones poderosos de la memoria

Los wafles belgas ("de Lieja") que se encuentran a veces aquí en una cadena de gasolineras me recuerdan las tiendas del centro de Bruselas, donde se venden calientes "al paso".

El olor a churros calientes me recuerda los carros que venden buñuelos calientes en la gran feria (de juegos) del bulevar de Midi, en julio, y en algunas plazas de Bruselas.

Algunas galletas belgas, que se encuentro a veces en el supermercado (llamadas allá "speculoos") me recuerdan mi infancia allá y la caja en que se guardaban.

Gustos y olores se almacenan en un lugar especial del cerebro donde es muy difícil borrarlos y sus recuerdos se activan de inmediato apenas los detecta alguno de nuestros sentidos. La razón de ello parece aún ser desconocida. "Involucran áreas muy básicas, no verbales, del cerebro que pueden pasar por alto tu conciencia. [...] El recuerdo va más allá de la comida en sí, a las asociaciones que tienes con ese recuerdo de hace mucho tiempo, ya sea con un lugar o una persona", explica Susan Krauss Whitbourne, profesora emérita de psicología de la Universidad de Massachusetts Amherst (BBC News Mundo).

Otros recuerdos también pueden quedar grabados profundamente en nuestra memoria, pero la razón es más conocida. Esta ligada a la energía involucrada en las experiencias que los generan, generalmente traumáticas o de intenso placer. La educación, a fuerza de repeticiones, especialmente durante la infancia, puede lograr un efecto similar. Puede desarrollar o bloquear el desarrollo de diversas capacidades, e incluso dejar un niño traumatizado por toda su vida. Ésta no es una memoria "informativa", sino una memoria comportamental y, eventualmente, emocional.

Fuera de estos rincones en gran parte inalcanzables, ¿podemos hacer algo para mejorar nuestra memoria? 

Existen ejercicios que podemos practicar, pero lo más importante parece ser seguir una dieta adecuada. "Lo que comemos puede tener un impacto en qué tan bien funciona nuestra memoria":

"En un estudio de adultos mayores con problemas de memoria, 500 mililitros de jugo de uva morada por día durante 12 semanas les permitió aprender más palabras en comparación con el grupo placebo. En estudios con niños que comieron 240 gramos de arándanos frescos les permitió recordar más palabras y recordarlas con mayor precisión 2 horas después.

El consumo a largo plazo de té verde también se ha relacionado con una mejor memoria a corto plazo, atención de la memoria de trabajo y reducir el riesgo de deterioro cognitivo. Y también es una buena noticia para los amantes del chocolate porque el cacao mejora el flujo sanguíneo cerebral, aunque debe ser chocolate negro que contenga más del 70% de sólidos de cacao para que pueda cosechar los beneficios. [...]

La regla general es que cuanto más saludable sea la dieta - rica en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y pescado azul - más grande será el centro de memoria del cerebro y mejor será el rendimiento de la memoria." (BBC News Mundo)

¿Hay alimentos que pueden perjudicar a la memoria? En general los alimentos refinado. Así que los wafles belgas no son buenos para mi memoria a pesar de estar profundamente grabados en ella. ¡Bastan dos wafles (gofres) y dos "comidas basura" en una semana para que la memoria quede perjudicada! (Ibidem)

Cristina Sáez va mucho más allá en su libro "La ciencia de la microbiota", explicando la estrecha relación que existe entre la microbiota intestinal y el cerebro: "La gran mayoría de esa microbiota reside en el colon y realiza funciones cruciales para la supervivencia humana, desde digerir alimentos y extraer vitaminas y energía, hasta entrenar a nuestro sistema inmunitario." No es solo la memoria que puede ser mejorada (o que se cuida) sino todo el cerebro y el sistema inmunitario a través de la alimentación. Ojalá podamos acumular buenos recuerdos alimentarios (¿el chocolate?) y cuidarnos de los malos (los wafles, los churros, etc.).

Referencia

BBC News Mundo: Cuáles comidas y bebidas son buenas para la memoria (y cuáles no), 19 noviembre 2022. 

Sáez, C. y Fundación Alicia (2022): La ciencia de la microbiota, Barcelona, Libros Cúpula, 387p.

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Complejidad e inteligencia

"Vivimos en un mundo en el que aumenta la complejidad y la densidad de las interacciones" (Innenarity: 18). Cabe preguntarse ¿estamos en condiciones de responder a esta complejidad? E incluso, ¿podría conducir a una evolución del cerebro para absorberla?

El paleontólogo y jesuita francés Pierre Teilhard de Chardin formuló la "ley de complejidad creciente", por la cual la evolución derivó en el surgimiento de la conciencia. Según él, respaldado por otros científicos, la ley de la evolución sería que el desarrollo de la complejidad material conlleva el crecimiento paralelo del aspecto interior (mental, espiritual), hasta llegar a la aparición de la vida, y luego a la aparición del hombre, en que este "interior" se hace accesible a sí mismo: es el surgimiento de la conciencia. Y ésta, a su vez, podría crecer hasta llegar a un nuevo umbral en que podría liberarse por completo del "exterior". El contexto nos plantea, según Innenarity, un desafío. ¿Estamos ahora sobrepasados? ¿O podrá seguir desarrollándose cerebralmente el ser humano sin recurrir a una engañosa inteligencia artificial?

"El mundo está lleno de dinámicas no lineales" (Innenarity: 19) pero ¿quién está preparado para comprender este tipo de dinámica (fuera de algunos matemáticos y los ingenieros supuestamente expertos en sistemas complejos, pero solo en su campo)? Necesitamos una nueva ciencia: la del análisis de este tipo de dinámica en el campo social. Quizás trabajos como el de Innenarity puedan ser un inicio.

Los homínidos y primeros hombres constituyeron una especie que cambiaba más de prisa que ninguna otra forma viviente conocida en el mismo intervalo de tiempo. El aumento de la complejidad ha llevado a un aumento de la capacidad cerebral y, con ello, de la inteligencia. Si podemos desarrollar esta nueva ciencia y hacer que la mayoría de los hombres la conozcan y, ojalá, la dominen, quizás estaríamos colaborando con la evolución para lograr seres humanos más inteligentes, es decir más capaces de responder a los desafíos de su ambiente. Recordemos que la inteligencia es ante todo capacidad de adaptación.

Según Teilhard, la evolución es una dimensión intrínseca de la realidad, suficientemente comprobada por la ciencia y reconocida por todos los científicos, que limitan sus desacuerdos al modo, a las etapas o a la dirección que sigue este proceso. La creación es un proceso continuo que no ha terminado. Y la evolución del hombre tampoco, pero es muy lenta.

Cuando estamos ante una situación compleja, se dice que el cerebro analiza las múltiples salidas posibles a nivel subconsciente y presenta a la consciencia las de mayor interés. Pero, no es "el cerebro" sino el subconsciente, que es una parte de la mente a la cual no tenemos acceso. Por lo tanto, es necesario que la "infraestructura" neuronal se vaya adaptando, para que nuevas y más complejas operaciones subconscientes puedan tener lugar.

Referencias

Innenarity, D. (2022): La sociedad del desconocimiento, Barcelona, Galaxia Gutenberg.

Teilhard de Chardin, P. (1966): El fenómeno humano, Madrid, Taurus.

miércoles, 12 de octubre de 2022

Entropía y negentropía: la (¿torcida?) flecha del tiempo

Todos saben que el calor no puede pasar de un cuerpo frío a uno caliente, como afirmó en 1865 el físico Rudolf Clausius, quien ideó el concepto de entropía para medir este comportamiento del calor (Henriques, p.3). Es la segunda ley de la termodinámica. Pero quizás no saben que es la única ley física que indica la dirección del tiempo.

Los comunicadores también saben que algo va en el sentido inverso: la información va del no ser al ser y al ser más. Es lo que se bautizó como "negentropía". Pero, aún así, tenemos fotografías y relatos del pasado y no del futuro.

Estudios recientes se han preguntado cómo se traducen estos principios en el funcionamiento del cerebro. "Cuando pensamos, producimos calor en nuestras neuronas", dice Rovelli, quien agrega "Pensar es un proceso en el que la neurona necesita entropía para funcionar. Nuestro sentido del paso del tiempo es exactamente lo que la entropía le hace a nuestro cerebro" (citado por Henriques, p.6)

Para Jenann Ismael, profesora de filosofía en la Universidad de Columbia, Nueva York, existen dos diferentes flechas del tiempo en el cerebro. Una es el "fluir", percepción del cambio que ocurre en el mundo que nos rodea, "no solo ves que las cosas se mueven, ves lo rápido que se mueven, la dirección en la que se mueven. Entonces, todo el tiempo, tu cerebro está integrando información en intervalos temporales y te da el resultado. Así que ves el tiempo, de alguna manera" (ibidem, p.7).

La otra flecha es lo que llama "pasaje": "está íntimamente ligada a experiencias orientadas en el tiempo, como la memoria y la anticipación", o como visualizamos un evento futuro, como lo vivimos y luego como lo recordamos. "La forma en que anticipamos un evento en el futuro es fundamentalmente diferente de cómo lo recordamos cuando ya pasó." (ibidem)

Pero recordar es como dar vuelta, mentalmente, a la flecha del tiempo. Podemos revisar - del final hacia el principio - lo que recordamos (y es lo que hacen muchas veces los detectives). Pero la flecha, realmente, no se da vuelta: las causas siempre preceden los efectos, al menos en el mundo macroscópico (a nivel cuántico no ocurre lo mismo). 

Como comunicadores podemos sin embargo hacer algunas otras preguntas. Así, por ejemplo, oímos algunas veces discursos (ni que decir, sobre todo políticos) que no aportan ninguna información. Por cierto gastan energía y aumentan la entropía. ¿Pero que hay de la negentropía? 

Incluso hay discursos que, aunque portadores de información, no me enseñan nada nuevo. No son informativos para mí. O sea, movilizan (aumentan) la entropía en mis neuronas, pero no aumentan para mí la negentropía. A menos que considere que aprendí, al menos, que Fulano repitió algo que yo sabía. ¡No escapamos de la entropía ni de la negentropía!

¿Y que pasa cuando olvido? Creo claro que la entropía acumulada no se modifica. Pero no sé qué pasa con mi negentropía. 

Y, a nivel histórico, ¿que pasa con la negentropía que corresponde a lo que se ha olvidado, a lo que nunca fue registrado o cuyo registro desapareció? ¡No tengo respuesta!

Referencias

Henriques, M. (2022): Por qué el tiempo va hacia delante y no hacia atrás, BBC Future, 8/10/2022.

Rovelli, C. (2018): El orden del tiempo, Anagrama.

martes, 4 de octubre de 2022

La abstracción (y la inteligencia) en peligro

 El poder de abstracción de la mente humano jugó un papel clave en el nacimiento de la escritura: es la que llevó a los comerciantes de Sumer a registrar sus operaciones en tabletas de barro cocido y a extender luego este procedimiento a otras áreas (De la Rica, 2022: 45). Pero antes fue necesario que el cuadrúpedo se pusiera de pie, liberando sus manos y ampliando su ángulo de visión:

"El gran salto civilizador fue posible porque el ser humano se puso de pie —¿por qué?— y liberó el uso de la mano para algo más que para sostenerse y moverse a cuatro patas. De ese modo, amplió su campo de visión —imprescindible para la caza— y fue capaz, a partir del palo o la piedra, de construir otros artefactos." (ibidem)

Posiblemente, el artefacto más importante para el desarrollo de la civilización fue el que inventó para registrar su pensamiento. Pero probablemente no sea tan correcta la afirmación de De la Rica, siguiendo a André Leroi-Gourhan (principal especialista francés en arte paleolítico, hoy muy discutido), que "la psicomotricidad manual fina y el desarrollo cerebral están íntimamente conectados" (ibidem).

En efecto, el poder de pensar y crear conceptos estaba presente mucho antes, quizás miles de años si escuchamos los relatos de los aborígenes de Australia, cuya cultura es la más antigua de la Tierra: hay pinturas en rocas y cavernas en Australia que se calcula que son de hace más de 30.000 años (Haritz). Se conocen sus cuentos tradicionales (mitología?) como el "Tiempo del Sueño", que llega a definir leyes dentro de sus distintos clanes. "Cubren muchos temas: sobre la creación de lugares sagrados, tierra, personas, animales y plantas, leyes y costumbres" (ibidem), lo cual da cuenta de su poder de abstracción (como los importantes conceptos de creación y de "lo sagrado"). El Tiempo del Sueño es una de dos conceptos de tiempo que tienen los aborígenes: es un ciclo infinito espiritual, "más real que la realidad misma", mientras otro tiempo es el de la actividad diaria objetiva. ¿Qué mejor expresión de la capacidad de abstracción? ¡Y hace de esto cerca de 30.000 años! 

Jean Piaget y otros psicólogos dedicados al estudio del desarrollo de la inteligencia han puesto en evidencia el modo en que se van formando los conceptos en la mente del niño: a partir de comparaciones y generalización, es decir de abstracción.

¿Por que hablar de esto hoy?

Porque la revolución informática del siglo XX abrió una nueva era, arriesgando la destrucción (¿parcial?) de la "galaxia Gutenberg", al menos si la entendemos asociada al papel o su símil digital, el "ebook" y el "PDF".

Lo que observamos y me inquieta hoy:

1. Hay máquinas que escriben solas. Se dice que son inteligentes. En el sentido de ser capaces de adaptarse, es posible: se adaptan a la enorme cantidad de datos que se les entrega y, con la guía de algoritmos desarrollados por seres humanos (que son los inteligentes) - que incluyen reglas gramaticales -, son capaces de producir algún tipo de discurso. Incluso pueden parecer capaces de mantener un diálogo (adaptación, una vez más, pero "tonto" porque todo proviene de su base de datos).¿Aprenden? Es lo que se dice, pero solo acumulan datos. Pero comparan palabras y oraciones, y hacen deducciones. ¿Es esto conceptualizar? En el caso del ser humano, es su base. Pero la máquina no crea conceptos; puede "crear" una categoría gracias a reglas estadísticas y, una vez más, un diccionario que le ha sido proporcionado. ¿Abstracción? En el sentido estadístico podríamos admitirlo. pero no es una realidad mental y no le confiere personalidad como afirmó un ex-ingeniero de la IA LaMDA de Google. Pero el material aún es principalmente un inglés. De poco es capaz la IA con el español (lo que se trata de remediar con rl proyecto LEIA (Lengua Española e Inteligencia Artificial), liderado por la RAE y fundado en 2019 (De la Rica, 2022: 52).

2. Ahora, cuando escribimos un correo electrónico o un mensaje de chat, esta IA nos observa y nos sugiere correcciones ortográficas o gramaticales. Lo mismo ocurre al redactar un artículo o incluso un libro en Word. Debo confesar que agradezco esta "ayuda" ya que no soy hispanohablante nativo (y me ayuda también en francés, que tiendo a olvidar). Pero nos advierte De la Rica: "El riesgo es el empobrecimiento de la lengua" y "la viralización de errores" (p.51).

3. En 2021, el consumo de datos a nivel global alcanzó este año los 79 zettabytes, lo que equivale a 79.000.000.000.000 GB de datos, en su mayoría aportados por los usuarios. (Gráfico "Un minuto en Internet - 2021") 

Esto quiere decir que el 90% de los datos existentes en el mundo de hoy se ha creado en los últimos dos años (Business Insider, 12/05/2014). El teletrabajo, las redes sociales y el e-comercio siguieron aumentando esta cantidad. 

Internet hace estos datos cada día también más accesibles y reduce la necesidad de un esfuerzo propio de reflexión. Los buscadores ofrecen las respuestas que parecen encajar mejor en nuestras preferencias o que son estadísticamente las más leídas: en ambos casos hay una distorsión y una negación de la conveniencia de investigar y comparar antes de aceptar la respuesta. La tendencia dominante en la web no es facilitar la acumulación reflexiva y la organización del conocimiento sino asegurar el fluir automático - y rápido - de los datos. Los esfuerzos - de más de veinte años - para crear una memoria semántica de la web convirtiéndola en un espacio auto-navegable y auto-comprensible han resultado infructuosos. Se ha entregado esta tarea a la inteligencia artificial, pero solo sirve para responder a preguntas específicas, en ámbitos específicos, y no atravesando la enorme memoria global, como haría un cerebro humano con su propia memoria. Y si la IA compara y categoriza, lo hace en forma automática: no reflexiona. La inteligencia artificial es mecánica, no humana. NO HACE ABSTRACCIONES, HACE EXTRACCIONES.

4. Las redes sociales (social media) me intranquilizan aún más. Las líneas anteriores ya señalan peligros. Pero la cosa es mucho más grave. Son un insumo para las empresas, que capturan una enorme cantidad de información sobre cada uno de nosotros y con ella pretenden "asistirnos" en nuestras decisiones. ¡Es reducir el rol de nuestra propia mente, anular todo esfuerzo de reflexión crítica! (Ver mi post "Hacia una libertad virtual"). ¡Ya no hace falta pensar: nos dan el alimento mental premasticado! Como dice Lassalle, 

"Ahora se nos neutraliza en la capacidad decisoria jugando con la sutileza algorítmica que hace que las personas no actúen según su juicio sino que se optimice este en nuestro propio beneficio. El problema es que esta neutralización de nuestra capacidad decisoria es esencialmente totalitaria." (2019: 41).

5. Las redes sociales y el sistema de búsqueda y respuesta ya descritos nos llevan además a ser parte de una burbuja de conocimientos y opiniones similares, alejada de las diferencias y discrepancias. El peligro reside en la fragmentación, e.d. en una ciudadanía cada vez más incapaz de marcarse un objetivo común y llevarlo a cabo (Iriarte). Cuando esta división se hace moral, deriva en una deslegitimación tribal más profunda que conduce a un tipo determinado de populismo. 

Además, en estas redes, la expresión es más desenfadada, más irreflexiva, que en los contactos directos. Ahí, "las emociones, como la alegría, la tristeza, la rabia son más impulsivas y exacerbadas porque detrás de una pantalla hay menos barreras para expresarse", opinó la psicóloga Sandra Troncoso (El Mercurio, 18/05/2014). ¡Más emoción, menos reflexión!


6.
Los usuarios habituales (y por lo tanto las nuevas generaciones) ven afectada la estructura misma de su cerebro. Ahora que internet está presente tanto en nuestros bolsillos (con los smartphones) como en nuestras casas (con los PC, las tabletas o los televisores conectados) y pronto en nuestros autos y electrodomésticos, ya no podremos escapar – al menos en nuestros países – de los efectos de esta tecnología. Ya advirtió Marshall McLuhan que las tecnologías de comunicación alteran el cerebro ("El medio es el masaje"). Dada la plasticidad del cerebro, los circuitos neuronales no usados se debilitan. Al pasar horas frente a la pantalla, se somete al cerebro a una lluvia de estímulos que produce estrés y limita el tiempo para reflexionar y tomar decisiones adecuadas. “Las habilidades mentales que sacrificamos pueden ser tan valiosas, o incluso más, que las ganadas” nos advirtió Nicolás Carr (2011: 51). 

Un grupo de investigadores de la Universidad de Sussex descubrió que las personas que usaban un número mayor de dispositivos al mismo tiempo – como el smartphone mientras se mira la televisión y se consultan las redes sociales – presentaban menos densidad de materia gris en el córtex cingulado anterior, responsable del control de las emociones, el razonamiento y la empatía (Kep Kee Loh, TicBeat,14/10/2014). 

7. La redacción de algoritmos exige mucha abstracción y es muy compleja, pero el avance en el procesamiento del lenguaje natural y del "aprendizaje de máquina" no supervisado harán que los programadores ya no necesiten escribir códigos: bastará que digan a la máquina "haga tal cosa" y, quizás, al ver el resultado, si no está bien: "busque más información y programe de nuevo". Ya lo podemos ver con aplicaciones de creación de imágenes como DALL-E (imagen adjunta) y Midjourney, o incluso un video con Make-a-Video (de Microsoft). 

8. La correcta selección de los datos para obtener resultados útiles ya es hoy un problema para los programadores (y los errores conducen más de una vez a "sugerencias" bastante extrañas - e inútiles - en la "asistencia" que recibimos. No está claro como la IA podrá solucionar este problema. No solo es una incomodidad para las personas: puede ser un enorme riesgo para la sociedad entera (pensemos en "consejos" políticos que podrían ser desastrosos). 

Conclusión

Internet nos ayuda a encontrar y compartir información en forma más rápida y eficiente, pero reduce nuestra capacidad para el pensamiento profundo. Y lo más preocupante es que este cambio, como lo hemos visto, ocurre a nivel biológico, en la estructura de nuestro cerebro, y es tanto más profundo cuanto más tiempo pasamos "conectados".

¡En suma, podríamos terminar siendo los epsilones del Mundo Feliz! Y en un mundo muy infeliz si los algoritmos políticos se equivocan, o nadie quiere seguir los buenos consejos (como la eliminación de todas las fronteras, que ya sugirió una IA).

Los accionistas de las plataformas también serán epsilones, excepto que seguirán ganando mucho dinero...

(El juicio de Daniel Innerarity es un poco diferente del mío: "No está en juego la racionalidad y su contrario, sino una cierta metamorfosis de la idea misma de racionalidad, que ya no puede definirse cómodamente frente a su simple negación." (en "La sociedad el desconocimiento", que recién voy a empezar a leer.)

Referencias

BBC News (2022): El ingeniero de Google que asegura que un programa de inteligencia artificial ha cobrado conciencia propia y siente, BBC Mundo, 13/06/2022

Car, N. (2011): Superficiales ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes? Mexico, Taurus.

Colle, R. (2015): ¿Ser digital o ser humano? De la red cerebral a las redes sociales, Santiago, INCOM Chile.

De la Rica, A. (2022): Técnica y arte de la escritura, Telos 120. 

Haritz (2019): Aborígenes australianos: toda la verdad sobre su historia y cultura, Australiaje.

Iriarte, M. (?): La emergencia de la individualidad, IMH (Gipuzkoa). 

Lassalle, J.M. (2019): Ciberleviatán; Barcelona, Arpa.

McLuhan, M., Fiore, Q. (1967): El Medio es el masaje, Buenos Aires, La Marca, (Original en Bantam Books).

Pariser, E. (2017): El filtro burbuja, Barcelona, Taurus.

Piaget, J. (1950): Introduction à l'épistémologie génétique, Paris, PUF.


martes, 30 de agosto de 2022

La ecología de los perfiles virtuales

 Hace unos años (2018), una tesista de la Universidad de Melbourne, Madeleine Antonellos, abordó el tema de la "digitalización del yo" en los perfiles de las redes sociales. Como bien señala desde el inicio de su tesis, la imagen de perfil puede retratar tanto la apariencia física real como la deseada, por lo que se preguntaba "¿cómo construimos representaciones de nosotros mismos en línea, utilizando nuestras imágenes de perfil en las redes sociales?" (p.2). Aborda dicho "cómo" en una primera parte de su tesis. Pero nos interesa más su segunda parte, acerca del impacto de la imagen personal (y no solo del perfil) de las redes sociales en la vida diaria de los usuarios. Aunque su trabajo se basa en entrevistas a un muy pequeño grupo de jóvenes de 21 a 35 años (solo 15), sus observaciones parecen interesantes y son concordantes con otros estudios, más amplios, sobre la proyección de la imagen personal.

Los entrevistados buscaban generalmente un yo atractivo, acorde con ideales de belleza reconocidos culturalmente pero también acorde con su profesión o la actividad que deseaban promocionar, y adecuada para sus destinatarios deseados. Querían representarse a sí mismos de una manera "precisa" pero también "atractiva" (pp.48 y 50)

"Para asegurarse de que la representación fuera conforme a su concepto de sí mismos, eligieron 'selfies' que estaban 'enmarcados muy ajustados' a su rostro, lo que quizás indica un sentido de control sobre el cuerpo que estaba fuera de la imagen." (p.50)

Algunos usuarios consideraron que la imagen proyectada no era auténtica en relación con su vida personal, no solo en apariencia, sino también por "el valor" reflejado en ella, sea porque la veían "demasiado perfecta", sea porque atraía seguidores que no deseaban. Uno de los sujetos cambiaba frecuentemente de imagen porque creía que había "algo erróneo" al no lograr más de 100 "likes", considerando esto como "perjudicial" para su salud "física y mental" (p.52).

Esta percepción de "inexactitud" de la imagen de perfil reveló que los usuarios pueden construir audiencias donde la representación excesiva de autorretratos idealizados puede afectar su capacidad para sentirse conectados o representados en las plataformas donde imperan ideales normativos de perfección y belleza junto con algoritmos que destacan el número de usuarios que 'aman' una imagen.

Antonellos recuerda aquí los estudios sobre la influencia de la economía de la atención:

"Estudios recientes identificaron el refuerzo de roles y jerarquías sociales existentes transferidos a plataformas en línea, a través de representaciones de ideales culturales que permitían al usuario expresarse como individuo, pero en el contexto de una 'economía de atención en línea' que determinaba el éxito basado en 'páginas vistas y clics'.

Esta estructura está representada en tendencias como 'Instafama', que 'reinscribe' ideales normativos y estructuras que incluyen la 'jerarquía de la fama' y la 'cultura de las celebridades'." (p.52)

En otras palabras, la validación por la audiencia parece transformarse en un factor primordial. Concordamos en que este tipo de “socialización” y su constante medición en línea en las plataformas "puede impedir la auto-comprensión del usuario como individuo" (p.53).

Antonellos anota que el uso del perfil en las redes sociales ha dado lugar a refuerzos positivos de las relaciones sociales en algunos casos mientras en otros su uso - por ejemplo para el ejercicio profesional - llevó, por el contrario, a sacrificar relaciones con la familia y amigos. Y uno de sus entrevistados hizo notar que "un usuario que puede no ser 'muy sociable' cuando está 'fuera de línea', podría volverse 'sociable y comprometido' cuando está 'en línea'" (p.68). Así,

"Las relaciones reales y virtuales pueden combinarse y realizarse de manera productiva en la convergencia de redes en línea públicas y privadas que comprenden la audiencia de un usuario, pero también pueden tener un impacto no deseado cuando dos o más 'mundos' de un usuario se cruzan de manera improductiva." (ibidem)

Esto último, sin embargo, corresponde - a mi juicio - a toda la comunicación en redes sociales y no puede ser considerado como un efecto exclusivo del perfil virtual visual, tema al que se limita Antonellos aunque admite - al margen - la importancia de toda la comunicación en línea junto con la comunicación directa: 

"La forma en que se fusionan los mundos en línea y fuera de línea genera impactos que se han extendido, y aún se extenderán, más allá de la vida y la carrera de una persona, para afectar su existencia, seguridad y privacidad en las redes públicas en general." (p.69)

La red social es un mediador y, más precisamente - en términos de la teoría del actor-red -, un traductor y, como tal, un traidor. No puede proyectar la realidad del ser físico que podría estar presente en una comunicación cara-a-cara. Ésto nos lleva a la necesidad de distinguir también la imagen-icono virtual de la imagen-personalidad del yo que se proyecta a través de todos los mensajes.

Las imágenes personales, selfies y otras, acarean hoy problemas mucho más sustanciales que los detectados por Antonellos. Partamos por los filtros que alteran las selfies, especialmente en Instagram, que han aparecido después de su pequeño estudio y han agregado una nueva dimensión al problema de la autoimagen y su manejo. En septiembre de 2020, Meta anunció que más de 600 millones de personas habían probado al menos una de sus funciones de alteración de la imagen facial. Para ello, miles de creadores han contribuido gratuitamente con sus filtros. Pero no se trata solamente de crear imágenes graciosas con orejas de conejo, bigotes u otras adiciones. También hay algoritmos que modifican la cara para parecerse a una u otra "estrella", en busca de la "belleza", lo cual puede terminar afectando la salud mental, como advierte T.R.Mosley en la revista del MIT:

"La poca investigación que existe sobre la cultura de la belleza digital ha encontrado que las plataformas visuales como Instagram, que se basan en algoritmos de recomendación de IA, están reduciendo los estándares de belleza a un ritmo sorprendentemente rápido. A través de los filtros, también ayudan a los usuarios a lograr esos ideales, aunque solo en el mundo digital. Existe evidencia de que el uso excesivo de estos filtros en línea tiene efectos nocivos para la salud mental, especialmente para las niñas. La “cara de Instagram” es una plantilla estética reconocida: étnicamente ambigua y que presenta una piel impecable, ojos grandes, labios carnosos, nariz pequeña y curvas perfectamente contorneadas accesibles en gran parte mediante filtros." (Mosley)

Los filtros de belleza, especialmente los que alteran los rasgos faciales, son particularmente populares pero también cuestionados. El filtro "vedette++", uno de los primeros creados, en 2019, por Florencia Solari, una conocida creadora de realidad virtual y filtros en Instagram, ha sido visto 130 millones de veces y usado más de 1,2 millón en 3,5 meses (Facebook lo eliminó a finales de 2019). La demanda por filtros de belleza que implican deformación es tal que esa deformación es una condición para que el filtro se vuelva viral, dice Lucie Bouchet, otra creadora de filtros. El suyo, llamado “Golden Hair”, obtuvo 300 millones de impresiones, mientras uno parecido sin deformación obtuvo apenas 7,2 millones.

Sin embargo, las deformaciones excesivas han sido expurgadas, al igual que los filtros y mensajes que podrían promover las cirugías estéticas, debido a las preocupaciones por su impacto en la salud mental. Pero, aún así, los efectos mentales no pueden ser pasados por alto. En 2020, el Wall Street Journal anotó que, según investigadores de Facebook, 

“El treinta y dos por ciento de las adolescentes dijeron que cuando se sentían mal con sus cuerpos, Instagram las hacía sentir peor” y que "las comparaciones en Instagram pueden cambiar la forma en que las mujeres jóvenes se ven y se describen a sí mismas". (Citada por Mosley)

Y, como señala Mosley, las aplicaciones de edición fotográfica  como Photoshop también han tenido un auge explosivo en los últimos 10 años, con efectos similares en la estética y la salud mental en línea. Solari afirma que la culpa no es de la tecnología [¿ni siquiera un poco?]: "Estos son los valores que la sociedad tiene y ve como hermosos. Y por eso se viraliza" (citada por Mosley). Ella defiende la libertad para aplicar filtros como "vedette++", porque permite "expresarnos más allá de nuestros cuerpos, más allá de nuestras realidades físicas, explorar lo transhumano y la fantasía" (ibidem). Esta libertad, su escapismo y fantasía es lo que defienden los creadores de filtros. Para la investigadora Claire Pescott, "probar diferentes identidades y demostrarlas socialmente es una parte esencial y saludable de la adolescencia" y los permiten estos filtros (ibidem).

El manejo de filtros es solo una de las herramientas que los proyectos de metaverso incluyen ahora, junto con la oferta de los avatares, reemplazando la imagen del ser real por una construcción aún más ficticia que la selfie "mejorada", agregando así aún más confusión acerca de la identidad, especialmente en los jóvenes. Pero ello forma parte del programa de "ciberizacion" de la humanidad propia de la ideología del transhumanismo y herramienta del "capitalismo de datos" que denuncia José María Lassalle. Con ello, los hombres terminarán "administrados online", "sometidos a un proceso de alienación técnica de su consciencia" debido a la "libertad asistida" por la inteligencia artificial (p.96; ver mi post "Hacia una libertad virtual").

El metaverso es un imaginario utópico que encamina hacia una dictadura digital dominada por máquinas (Lassalle, p.120), la IA "mejorando" cada vez más esta realidad virtual y alejándola del mundo real. Será "una nueva democracia, sometida a un poder que fijará a los seres humanos en la infancia de manera irreversible" si se creen los peores augurios de este autor (ibidem). Ésto dependerá de la medida en que el ser humano esté dispuesto, justamente, a perder su identidad corpórea para asumir la que le ofrecerá la todopoderosa IA a modo de "optimización" de su ser como única vía de supervivencia y bienestar y, peor aún, si se "instala" en el metaverso. ¡Una vida auténticamente humana no se encuentra ahí!

Poco dice Lassalle de los fenómenos neurológicos asociados al creciente dominio de las máquinas, pero ya se conocen desde hace años investigaciones que han puesto en evidencia la progresiva transformación del cerebro humano. El cerebro es eminentemente plástico y la conexión tecnológica permanente (o casi) hace que se transforme en función de las acciones (y contenidos) repetitivos, fortaleciéndose los circuitos involucrados. Éste es el mecanismo básico del aprendizaje y también el de las adicciones. Se ha descubierto, en particular, que la actividad cerebral aumenta significativamente mientras se está conectado, especialmente en el lóbulo frontal, la lluvia de estímulos produciendo estrés y limitando el tiempo para reflexionar y tomar decisiones adecuadas (Small & Vorgan, pp.16-17). Un grupo de investigadores de la Universidad de Sussex también descubrió que las personas que usaban un número mayor de dispositivos al mismo tiempo presentaban menos densidad de materia gris en el córtex cingulado anterior, responsable del control de las emociones, el razonamiento y la empatía (TicBeat, 14/10/2014). Ésto confirmaría que la "libertad asistida" de que habla Lassalle sería cada vez menos una verdadera libertad; el pensamiento sería cada vez más "superficializado" y las decisiones impensadas, como expliqué en 2018 en mi obra "¿Ser digital o ser humano?" (pp.100 ss.)

Las redes sociales también han dado pie a otras alteraciones de las imágenes personales ("deepfakes", para colmo ahora apoyadas por IA, cfr. Genbeta 24/08), creadas por terceros con fines maliciosos, tanto en el ámbito político como en ámbitos privados. También ha surgido el robo y la difusión de ilustraciones privadas, por odio o con fines de chantaje. Según descubrió la BBC, "miles de mujeres enfrentan amenazas y chantajes por parte de una multitud de personas extrañas y anónimas después de que sus datos personales, fotos íntimas y videos fueran compartidos en la plataforma de redes sociales Reddit", incluso con "comentarios sexuales espeluznantes" (Plaha). 

Con todo ello, la identidad digital expuesta en línea es cada vez más una realidad sujeta a dudas y que exige una cuidadosa evaluación por parte de los observadores. Pero, en la medida en que crece la "libertad asistida" de la que habla Lassalle, nuestra capacidad crítica se vería cada vez más reducida. ¡Las plataformas no parecen especialmente interesadas en limitar los "desbordes" pero sí lo son para acumular y utilizar los datos! Y pocas son también las legislaciones que intentan ponerle coto.

Trato el tema de la identidad en la primera parte de mi obra "Secuestradores y secuestrados" y el de los efectos en el sujeto en el quinto capítulo de "¿Ser Digital o ser Humano?".

Referencias

Antonellos, M. (2018): The Age of Icons: Digitising the Self in Profile Images,  School of Culture and Communication,  University of Melbourne. 

Colle, R. (2015): Secuestradores y secuestrados: Nuestros datos en internet, Academia.edu, ISSUU 

Colle, R. (2018): ¿Ser Digital o ser Humano? De la red cerebral a las redes sociales, INCOM-Chile. 

Colle, R.(2022): Hacia una libertad virtual, blog "Comunicación y conocimiento", julio 2022. 

Lassalle, J.M. (2019: Ciberleviatán: El colapso de la democracia liberal frente a la revolución digital, Barcelona, Arpa.

Mosley, T.R. (2022): The fight for “Instagram face”, MIT Technology Review, 

Plaha, M. y equipo (2022): El secreto mundo del intercambio de imágenes robadas de mujeres desnudas por internet, BBC Mundo, 22/08/2022

Small, G. & Vorgan, G. (2008): iBrain: Surviving the Technological Alteration of the Modern Mind, New York, Collins.

miércoles, 24 de agosto de 2022

Biosemiótica, pensamiento y consciencia

En 2005, he publicado un artículo titulado "El proceso semiótico, en un enfoque cognitivo" (Revista Latina de Comunicación Social), donde, a la luz de mi investigación acerca de la explicación cognitiva del fenómeno de la comunicación, donde expuse los factores que me parecen claves para el estudio del proceso semiótico a la luz de dicha investigación. Posteriormente (2016), indagué en la problemática de la relación entre el cerebro y la conciencia ("La ciencia y el espíritu"), o sea también acerca de las raíces del pensamiento.

Como ya señalaba en 2005, y como las investigaciones acerca del cerebro siguen refrendando, es necesario aceptar al menos lo que Edgar Morin ha llamado "unidualismo complejo", es decir mantener la diferencia entre cerebro y mente (materia y espíritu). Ello tiene consecuencias evidentes para la semiótica y trabajos como los de Morin y de Penrose y Hameroff representan un anticipo de la biosemiótica que Morales y González exponen brevemente en su artículo de la Revista Chilena de Semiótica (2022).

Para Morales y González, la biosemiótica, conforme a los autores que la acuñaron, incluye la antroposemiosis, la zoosemiosis y la fitosemiosis. Obviemente, solo nos interesa aquí la  antroposemiosis, que es la que pone en juego la consciencia. La neuropsychologie reconoce, junto con Peirce, el paso inicial (o "primeridad") de las sensaciones, que se transforman en percepciones, en que puede surgir el nivel de la significación ("segundidad"), para pasar a la construcción del representamen y del interpretante. ¿Pero esos diversos procesos semiósicos ocurren exclusivamente dentro del cuerpo como planteaba Greimas? Pero si Greimas tenía la intención de unir la forma (el significante) con el contenido (el significado), es difícil mantener que todo el proceso ocurre "dentro del cuerpo" en el sentido biológico.

No estoy en absoluto de acuerdo con la afirmación de Rovelli de que "Nuestro pensamiento está hecho de átomos sutiles, nuestros sueños son el producto de átomos" (Rovelli, 2016: 25. Citado por Morales y González, p.11). Así, para Morales y González los procesos mentales "residen en intercambio de energía (actividad neuronal) y de neurotransmisores (sustancias que comparten las neuronas en la sinapsis)" (ibidem). La neuropsychologie espiritualista acepta el papel del sistema neuronal como soporte o "canal" pero rechaza la concepción de que lo mental "reside" ahí.

En realidad, las representaciones mentales que dan origen a las expresiones verbales u otras no tienen ningún soporte material, ni siquiera a nivel subatómico (cuántico). Las explicaciones tentativas basadas en el funcionamiento cuántico de las neuronas - principalmente de Penrose y Hameroff - son hipótesis aún discutibles (cf. Miret, pp.118-123).

Nuestro pensamiento no tiene ningún componente material. La materialidad está dada por nuestros órganos motores, a partir de impulsos nerviosos que, por cierto, tienen su origen en "la mente". Y aquí se hace patente la influencia del espíritu sobre la materia, el ser humano siendo a la vez espíritu y materia. Cosa que los científicos materialistas siguen desconociendo.

Nuestro cerebro es nuestro aparato procesador, el conducto que une nuestros dos componentes fundamentales, que nos permite captar la materialidad en que vivimos (gracias a nuestros órganos de percepción), transferirla al nivel mental donde se produce un secundo procesamiento para, de ahí, volver a la materialidad neuronal para producir la expresión.

Como decía ya Colom en 1993, "las representaciones son función de un proceso de génesis permanente biológicamente plausible, e imbricado en un sistema operativo establecido entre los sistemas sensoperceptivos y los sistemas de acción del organismo" (p.98). 

"El acceso de los individuos a la semiosis y, en consecuencia, a la cultura" (Morales y González, p.12) requiere la realidad material tanto para percibir como para expresar, pero no es exclusivamente material. En un enfoque semiótico, tanto el referente como el significante y el soporte de éste forman parte del mundo material mientras el significado forma parte del mundo espiritual. La definición de "significante" como clase de las representaciones con idéntico significado podría explicarse biológicamente en función de la "Teoría de la Selección de los Grupos Neuronales" de G. Edelman (p.139) como un conjunto de mapas neuronales fuertemente asociados entre sí, de tal modo que provocan idéntica respuesta motora. Pero si el significante es una clase de representaciones con idéntico significado, esta clase tiene un doble componente: el cerebral (las conexiones nerviosas originadas por el pensamiento) y el de las expresiones  externas que generan, quedando "en otra parte", no material, el significado.

La consciencia corresponde a la función de autorepresentación e implica la “capacidad de formarse un modelo o imagen hipotética" (Eccles y Zeier, p.81). El cerebro es a la vez parte del mundo de los objetos físicos e interfaz con los componentes de la mente, agregan (p.121). La mente actúa tanto de receptora como de emisora pero, como ya señalado, no es un componente físico. Concluye Eccles, como también lo hizo Sperry, que “los fenómenos mentales trascienden los de la fisiología y la bioquímica” (p.164). Aunque no puede olvidarse, sin embargo, que la consciencia es tributaria del lenguaje (en sentido amplio) y, a través de éste, de la relación del individuo con su entorno cultural. Las capacidades semióticas son una combinación de la estructura cerebral y de la realidad mental. Y los científicos espiritualistas admiten que la unicidad personal, el “yo”, está determinado por la componente inmaterial del ser.

Y si se me objetan la fecha de estas referencias, agrego que se pueden encontrar las mismas ideas en publicaciones más recientes de biólogos y físicos, como las de Karl Pribram, Dave Chalmers, Ken Wilber, Bruce Lipton, Stuart Hameroff, etc. Dice Lipton, por ejemplo, que "el comportamiento biológico puede ser controlado por fuerzas invisibles, entre las que se incluyen los pensamientos” (2010, p.112), encontrando fundamentos en la física cuántica: "los biólogos cometen un colosal error al ignorar sus leyes" (p.131).

“Los últimos avances científicos nos proporcionan una visión del mundo no muy distinta de la de las primeras civilizaciones, en las que se creía que todos los componentes de la Naturaleza estaban dotados de espíritu.  Las pequeñas tribus aborígenes que quedan aún consideran el universo como un todo. Las culturas aborígenes no hacen las divisiones normales entre piedras, aire y humanos; todo está lleno de espíritu, de energía invisible. ¿No te suena familiar? Éste es el mundo de la física cuántica, en el que la materia y la energía están completamente unidas.” (p.252)

Por lo tanto, es importante conceder el aspecto eminentemente dinámico (e inmaterial) de las representaciones mentales e introducir este aspecto en la investigación y el desarrollo teórico de la semiótica.

La regla fundamental de la investigación científica consiste en permanecer abierto a todas las interpretaciones posibles, por lo que encerrarse en el materialismo es faltar a las reglas de la ciencia.

Referencias

Colle, R. (2002): Teoría Cognitiva Sistémica de la Comunicación, Santiago, Ed. San Pablo. 

Colle, R. (2005): El proceso semiótico en un enfoque cognitivo, Revista Latina de Comunicación Social, n.60. 

Colle, R. (2016): La ciencia y el espíritu: Científicos en busca del alma, Academia.edu, 

Colom, R. (1993): "¿Sabe geometría el martín pescador? Hacia una concepción psicológica del conocimiento humano", Estudios de Psicología, nº. 50, pp.89-106.

Eccles, J. y Zeier, H. (1985): El cerebro y la mente, Barcelona, Herder.

Edelman,  (1992): Biologie de la conscience, París, Odile Jacob.

Lipton, B. (2010): La biología de la creencia, Madrid, Gaia Ediciones (The biology of belief, 2005).

Miret, S. (2019): Biología cuántica, Madrid, CSIC.

Morales, A. y González, J.C. (2022): Los formantes figurativos de Greimas y la biosemiótica, Revista Chilena de Semiótica, agosto 2022, 

Morin, E. (1986): La méthode: 3  La connaissance de la connaissance, París, Seuil.

Penrose, R. y Hameroff, H. (1994): Shadows of the Mind: A Search for the Missing Science of Consciousness, Oxford University Press.

lunes, 25 de julio de 2022

Hacia una libertad virtual

No es solo una libertad en el mundo virtual o el "metaverso": es una libertad imaginaria o, como dice Lassalle, una "libertad asistida", pero tan "asistida" que estará definida por los algoritmos de las plataformas, y nuestras decisiones "voluntarias" definidas por estas.

Desde hace miles de años venimos desarrollando nuestra autoconciencia mediante la recolección de datos a través de nuestros órganos sensoriales y su procesamiento en el cerebro. Pero, como bien dice José María Lassalle, ahora "vivimos una era dominada por los datos que se explica y diseña a través y desde ellos" (p.31). Las nuevas tecnologías digitales hacen que las tecnologías de comunicación ya no son meras "extensiones del cuerpo" (como pregonó McLuhan) sino una suerte de "capa artificial sensible" que "sobrepasa nuestras modalidades de aprehensión sensoriales y cerebrales" (Lassalle, p.57). 

Las plataformas recogen nuestros datos, los acumulan, los procesan, los programan y seleccionan para servirnos contenidos de acuerdo a sus propios intereses, aunque con el pretexto de de ajustarlos mejor a los nuestros. De este modo, "ahora se nos neutraliza en la capacidad decisoria jugando con la sutileza algorítmica que hace que las personas no actúen según su juicio sino que se optimice este en nuestro propio beneficio. El problema es que esta neutralización de nuestra capacidad decisoria es esencialmente totalitaria." (p.41)

Youtube y Facebook están desarrollando nuevas "ayudas" para facilitar las compras (¡más bien las ventas!) online, advierte PCWorld: 

"Mark Zuckerberg recientemente anunció que Instagram ofrecería la posibilidad de comprar a través de su chat. Esta nueva función, de momento disponible en Estados Unidos, busca “ayudar a las personas a iniciar conversaciones con las empresas que les interesan y ayudarlas a encontrar y comprar productos que les encantan en una experiencia fácil y fluida, directamente desde el hilo del chat. Es por eso que hoy presentamos una nueva forma de realizar una compra en Instagram, justo donde chateas”.

Por su parte, Youtube ha dado un paso más en su reciente alianza con Shopify, para lanzar YouTube Shopping." (PCWorld, 25/07/2022)


"El uso intensivo y masivo de los dispositivos inteligentes ha favorecido la aparición de una humanidad algorítmicamente asistida." (Lassalle, p.42). De este modo, se produce "una inhibición inducida de la libertad que propicia una mutación inconsciente que modifica la esencia de lo humano. Se disuelve la espontaneidad de la conducta bajo el peso de una mezcolanza de datos que se manipulan desde fuera de nosotros para predeterminarnos." (p.41)

Estamos ante una ciberadaptación del ser humano: el Homo Sapiens pasa a ser el "Homo digitalis" (p.42). Pero lo peor es la falsa creencia en la libertad de decisión: "El hombre está perdiendo no solo el monopolio de interpretación del mundo, sino también el poder de decisión sobre él" (p.46) y la transformación de su propio ser.

"Asistidos permanentemente por la técnica, los seres humanos son programados a través de una especie de embriaguez digital o euforia electrónica. Esta no solo altera el juicio libre y crítico, sino la percepción de disponer de una identidad que es una propiedad intransferible de la persona. Esta embriaguez hace que reaparezca en el inconsciente colectivo una idea de destino asociado a la tecnología. Un poder casi sobrenatural, inevitable e ineludible, que ciega las oportunidades de la libertad. Hablamos de un destino o fatum tecnológico que haría cada vez más impensable la espontaneidad de un mundo expuesto al azar y, sobre todo, a la acción libre de los seres humanos." (p.76)

Los nacidos en el mundo digital verán difícilmente como la "asistencia" de las plataformas limita sus propias capacidades mentales y altera su capacidad de juicio y su poder de decisión.

Necesitan urgentemente un entrenamiento especial para no ser dominados por esta asistencia.

"La falta de madurez que provoca en los hombres el ejercicio de una libertad asistida dejaría de ser vista por ellos como culpable para ser interiorizada como una experiencia paradójicamente liberadora. Se les evitaría así la responsabilidad moral de ser dueños de sus acciones y, de paso, les sería provechosa su dependencia en términos de confortabilidad y utilidad." (pp.80-81)

"La superación de la instrumentalidad que históricamente tuvo la técnica al hacerse ahora inmersiva, supone un salto cualitativo tan radical que está cambiando el paradigma de la identidad del hombre y su apego a la libertad. Está neutralizando el factor humano de la experiencia del mundo y, al mismo tiempo, colonizando cada vez más espacios que antes ocupaba este en exclusiva. Una colonización controladora, todo hay que decirlo, de nuestra libertad, que va retrocediendo en la medida que vamos pretendiendo edificar sin errores ni imperfecciones una relación estrictamente digital con nosotros mismos, los demás y el mundo." (p.86)

Una vez más surge la pregunta ¿Ser digital o ser humano? 

¡Seamos más humanos! ¡Defendamos nuestra auténtica libertad!

¡Liberémonos de la asistencia incapacitante y enseñemos la libertad crítica!

Referencia:

Lassalle, J.M. (2019): Ciberleviatán; Barcelona, Arpa.

Por memoria

Colle, R. (2a ed.2018): ¿Ser digital o ser humano?, INCOM-Chile, PDF 


jueves, 23 de junio de 2022

Los objetos, su comunicación y sus redes

 Ya abordé el tema de los objetos a propósito de la teoría del actor-red, que les da una gran importancia como instrumentos de las relaciones, y he expuesto luego como Gilbert Simondon  había abordado el tema de las relaciones entre los hombres y los objetos, considerando el rol de "traducción" que encontramos también en la teoría del actor-red. También señalé, en el mismo post, como Abraham Moles había consagrado una obra entera a una "Teoría de los objetos", donde el objeto también aparece como "mediador". Encontramos algo similar en la teoría de la actividad histórico-cultural de Leontiev y Vygotsky, que consideran que la relación entre el sujeto y el objeto se da en una actividad (que implica uno o varios objetos).

El hecho es que la reflexión sobre el rol y el sentido de los objetos no es particularmente abundante: "Los objetos son comunes y habituales. Tan habituales como el aire que respiramos. Tal vez eso explica su reiterada ausencia en los discursos de las ciencias sociales", dice Tirado (p.184). Sin embargo, el mismo Tirado ha encontrado múltiples reflexiones al respecto en algunas obras filosóficas e incluso sociológicas y las ha expuesto extensamente en su tesis doctoral de la Universitat Autónoma de Barcelona. Recogeré aquí algunas de las ideas que expone y me parecen de interés.

Partiré precisando lo que entenderé aquí por "objeto", ya que se le puede dar variadas definiciones. Adoptaré la defición de Moles: "un elemento móvil y artificial del mundo circundante, fabricado por el hombre, accesible a la percepción y destacable de su entorno" (p.181).

Ágnes Heller, citada por Tirado, distingue entre dos categorías de objetos: los medios para la satisfacción de necesidades y los medios de producción (Tirado: 145). Nos muestra el objeto como mediación entre el productor y el usuario o consumidor. Sugiere así la existencia de una red de relaciones en torno al objeto. Es también una primera dimensión de esa red y se pueden descubrir otras. Por ello, trataré de seguir complementando esta red, estableciendo un modelo de "objeto-red", como Latour introdujo el modelo de "actor-red".

Heller agrega que "la utilización humana, la diversidad de los modos de uso es la acción determinante y constitutiva del objeto como tal" (Tirado: 145). Aquí es donde discrepan otros autores. Las concepciones acerca del objeto son bastante variables y no pretendo entrar a exponerlas o discutirlas. Pero es evidente que todo objeto ha de tener algún tipo de uso.

Para el usuario, lo que importa es la función del objeto, en otras palabras que el efecto de su uso corresponda a lo que espera. Dice Moles que el término de función "queda reducido a la utilidad, al papel de mediador entre situaciones y actos" (Moles: 24).

"La función básica está definida por la pregunta “¿para qué?” o “¿para qué sirve?” y es asimilable a una semántica objetiva y universal del objeto que puede ser enunciado. La utilidad recoge el sentido de esta primera función y confiere al objeto el carácter de mediador entre el individuo y la situación." (Tirado: 173-174)

Pero el objeto también puede ser, para su poseedor, un "signo ostentador de su capacidad consumidora y su posición en una estructura social" y puede cumplir varias otras funciones: "una catarsis de sus deseos, una compensación de la frustración; es el regalo que consuela, el instrumento que distrae y alegra cuando estamos decepcionados, melancólicos o furiosos", además de poder ser "el principal responsable de la estética de la cotidianidad" (Tirado: 174).

Al usuario, no le interesa su "significado social" - excepto en  casos de ostentación -  ni consideraciones filosóficas, aunque pueda ser influenciado por otros atributos puestos en valor por publicistas. La relación actor-uso-efecto también ha sido puesta en evidencia en la teoría del actor-red.

Podemos establecer un paralelismo con el modelo clásico de la comunicación emisor - medio -receptor: creador - objeto - usuario (o consumidor). El uso puede habitualmente ser repetitivo, mientras el consumo (en sentido estricto) significa destrucción, en cuyo caso el objeto desaparece.

Aquí encontramos una dimensión diacrónica o incluso histórica: no solo existe el tiempo de uso; la relación con el creador puede ser muy distante en el tiempo. Y la creación misma puede tener toda una "historia", con múltiples actores y acontecimientos. Además, existen objetos creados especialmente para ayudar a recordar, tal como los hay para facilitar las comunicaciones, y las colecciones son justamente una muestra del afán de recordar. "El orden objetual deviene depósito del pasado, disparador del recuerdo de ciertas experiencias", dice Tirado (185).

Es interesante ver que algunos objteos sirven para crear otros. 

"La sustancia de los objetos de producción es precisamente que tienen la potencia, cuando nos apropiamos de ellos, de producir algo, nuevos objetos, nuevos significados colectivos. El trabajo, la acción del trabajo produce cosas singulares aún no existentes y tipos de objetos que no han existido nunca, cosas con nuevos significados, funciones y usos." (Tirado: 147)

Y este trabajo creativo implica el uso de conocimientos, provenientes tanto de otras personas como, probablemente, de otros objetos como lo son los libros.

También debe verse cómo un objeto se relaciona con otros objetos. Podemos considerar ésta como una segunda dimensión, transversal a la anterior. Y aquí nos encontramos con varios enfoques posibles: por una parte, se compone de otros objetos y, por otra parte, se relaciona con otros objetos, por necesidad, por formar parte de un conjunto, por costumbre de los usuarios o, derechamente, por algún tipo de similitud o lo que Abraham Moles llama la "distancia semántica". Así, una silla y una mesa tienen una distancia corta mientras la distancia semántica entre una pala y una silla será enorme. Moles llegó a proponer la construcción de "matrices de similitud" (p.60) con listas de objetos y Tirado dice que "los objetos son nodos en una matriz formada por otros objetos" (p.195). Estas distancias se encuentran perfectamente representadas en los supermercados y las grandes tiendas y es evidente que están relacionadas con el comportamiento, es decir con las acciones de los compradores.  Nuestros PC también forman una conjunto de elementos - CPU, pantalla, teclado y ratón - que se necesitan para trabajar. Existen múltiples conjuntos de objetos estrechamente ligados entre sí, como en los laboratorios, los estudios de radio, cine y televisión, las fábricas, etc.

De este modo, también, los objetos - dadas estas relaciones - llegan a organizar la vida - y los desplazamientos - de los usuarios (No se guardan herramientas en el refrigerados ni se va a comprar carne en la ferretería).

Nos movemos en un espacio repleto de objetos y, al usarlos, los ponemos en relación. Algunas veces este mismo acto es creativo y genera otros objetos. La relación de los objetos con el ser humano es esencialmente dinámica.

Heidegger - como otros filósofos - nos recuerda que los objetos "detentan un significado en el mundo" y "su sentido está en el aparecerse como partes de nuestros proyectos" (Tirado: 165). Son "para algo" (p.166). "Los objetos se dan siempre provistos de función, que es lo mismo que decir, provistos de significado" (p.168). Portadores de significado o signos en sí mismos, mediadores, el objeto es medio de comunicación, más allá del sentido que damos habitualmente a estos términos.

Se debe sin embargo, también, considerar una tercera dimensión, que se deriva principalmente de la primera: la dimensión del significado, que aparece esencialmente en las instrucciones de uso y obliga a agregar otro actor en la primera dimensión: la del instructor, que enseña al usuario para qué sirve el objeto y cómo usarlo (y muchas veces se expresa en otro objeto: el manual del usuario). Es esta dimensión, sin duda, que hace del objeto un componente de la cultura, que le da su carácter social, permitiendo que numerosas personas utilicen el objeto. Por ello, debería ser integrado en el concepto de sociedad, porque esta "debe entenderse como un sistema con un carácter fuertemente materializado, [...] un sistema que genera y pervive en los objetos", como dice Moles (Tirado: 172).

Pero si es componente de la cultura, es también, a la vez, producto y exponente de ella. Es su producto en cuanto no ha sido creado "en el vacío": ha sido creado en el seno de una cultura y no puede ser sino producto del ambiente cultural y del momento histórico. Aunque pueda ser el producto de un "chispazo" de ingenio, éste será una respuesta a alguna necesidad, percibida por el inventor. El objeto es, así, el resultado de la comunicación de su creador con su entorno. Y es exponente de la cultura que lo vio surgir, en cuanto recoge información sobre las características sociales asociadas a su origen y sus funciones. Además, su dimensión histórica se puede prolongar mucho más allá de su uso inmediato, a través de su reproducción (fabricación) y múltiples usos, lo cual produce un efecto en la vida de la sociedad, que puede ser tan reducido como un golpe de martillo en un clavo o extenso como la creación de una red social (que puede llegar a tener miles de millones de usuarios) y que puede variar a lo largo del tiempo, como recogen la antropología y la arqueología.

El significado asociado al objeto no es algo inmutable. Por cierto, su significado común puede aparecer formulado en las instrucciones de uso, pero es el uso efectivo, la actividad, que le da un significado particular. El significado común de un hacha es de "herramienta para cortar" pero también puede tener el significado de arma mortal, utilizada para un asesinato. El arqueólogo que encuentra un hacha de piedra deberá tener en cuenta estos dos tipos de significados. "La cultura material tiene un significado inherente y es desafío del analista extraer la porción de éste que se oculta en cada objeto." (Tirado: 192).

Los objetos forman un "discurso silencioso", "un canal de expresiones reificadas conectado a prácticas y estrategias sociales que implican relaciones de poder, intereses e ideología" (Tirado: 194). Pero si bien ésto puede ser bastante claro en algunos casos (como, especialmente, los medios de comunicación), en muchos otros tratar de identificar relaciones de poder e ideológicas podría más bien fantasioso. 

Para algunos autores "nuestros objetos operan como un simulacro funcional en el que aparentemente su rasgo definitorio es su función, su ser como resultado de un esfuerzo, su mérito, pero, al mismo tiempo, están sujetos al compromiso fundamental de significar, de conferir sentido social, prestigio, distinción en la moral del otium y del juego aristocrático" (Tirado: 202). Con ello, se puede llegar a proponer una estructura social basada en la propiedad de objetos e incluso realizar un análisis de táctica o "competencia social". Pero, a juicio de Baudrillard, "todos esos inventarios sólo generan códigos que no son mucho más que meras claves para interpretar sueños" y, por lo mismo, "los individuos y los grupos más que seguir al pie de la letra las prescripciones del mencionado código actúan, como hacen con cualquier otro código moral o institucional: “a su aire” ". (Tirado, 204)

Que los objetos juegan un papel importante en la vida social es obvio, y por todo lo dicho aquí, la red de un objeto cualquiera y de todos los objetos, se inscribe en la realidad social. De ahí que las reflexiones sobre los objetos se encuentran casi siempre en el marco de una teoría sociológica o una filosofía social. No pretendo entrar a considerar la relación de los objetos con esta, amplia, realidad social o, lo que podría llamarse, la "socialidad de los objetos".

El origen y la evolución de muchos objetos han sido descritas por muchos historiadores, pero hay otras formas de investigar, y Moles propone aplicar el modelo de la demografía: establecer (con los ajustes pertinentes):

"- magnitud de la población

- pirámide de edades

- natalidad, mortalidad, tasa de reproducción

- tasa de variación

- leyes de asociaciones

- instituciones." (26)

Considerarlos en su entorno significará observar su soporte, su embalaje, su "familia" (objetos asociados, con su distancia semántica), habiendo definido primero si consideramos un objeto específico (como "mi lapicera") o la clase de sus iguales (todas las lapiceras de la misma marca y mismo modelo). Podemos preguntarnos después qué contactos entre seres humanos generan, en forma directa o indirecta.

"De las cosas podemos conocer rápidamente sus coordenadas de ubicación, su situación en una matriz de relaciones, su resistencia, su comportamiento con relación a otras cosas, su nombre, su ductilidad, su composición, etc." (Tirado: 180)

Pero también se puede aplicar, con los ajustes pertinentes, el modelo de la teoría del actor-red, considerando:

- el objeto (nombre)

- su creador o inventor

- el fin (función) definido por el creador

- ¿en qué actividad se utiliza y cómo (reglas de uso)?

- ¿es o no signo que da prestigio?

- ¿cuáles son sus componentes y los otros objetos utilizados para crearlo?

- ¿cuáles son los otros objetos de su "familia"?

- ¿qué personas (otros actores) puede poner en relación (siendo entonces mediador)?

- ¿puede transformar estas relaciones?

- ¿cuáles son sus efectos; corresponden o no al fin que propuso el inventor?

- ¿todos sus usuarios quedan satisfechos? (¡Por algo han aparecido las estrellas en los sitios de venta online!)

Como señala Moles, para dar cuenta de los funciones de los objetos, es necesario considerar las situaciones (estáticas o dinámicas), los actos y los conjuntos de objetos que median entre las situaciones y los actos (p.14 y 21).

El modo en que el actor se relaciona con un objeto puede variar, y Moles distingue ocho formas:

- el modo ascético: objetos que se rechazan, desconfiando de su atracción;

- el modo hedonista: que busca la maximización del placer que produce su posesión;

- el modo agresivo: requerirlos para cazar, para destruir;

- el modo adquisitivo - el más corriente - : objetos que pasan a formar parte habitual de las posesiones "que son la esencia de sí mismo", siendo el hombre "el centro geométrico de esas posesiones";

- el modo estético: "motor del amante del arte";

- el modo surrealista: "basado en la disposición externa de los objetos y las formas";

- la relación funcionalista: "en la que los objetos existen exclusivamente a partir de su papel", y postula la "inserción de la pareja hombre/objeto en una trama de acciones recóprocas y extendidas a toda una red social";

- la relación kitsch: seudofuncionalista, ligada a la adquisitividad funcional y estética "en un sistema de consumo global en el que la acumulación y la multiplicidad juegan un papel esencial" (Moles: 178-180).

Todo lo anterior nos lleva a proponer una teoría del objeto-red, semejante a la teoría del actor-red de Latour, Callon y Law.

Se puede percibir de este modo el objeto como un actor: no solo obliga a realizar alguna acción (su forma de uso), lleva en sí un significado que liga el usuario con el creador, con otros usuarios y la sociedad (en cuanto forma parte de la cultura). Surge así una red y, como señala la teoría del actor-red, lo que la define es la trazabilidad de las acciones, los flujos que van de un actor a otro (entre creador y usuarios, y entre usuarios para los cuales puede ser mediador). 

En nuestro mundo altamente tecnologizado existen evidentemente muchos objetos extremadamente complejos, desde nuestros smartphones hasta los vehículos espaciales, que pueden requerir centenares o hasta miles de páginas para describirlos como objetos-redes. Pero también hay objetos simples o de mediana complejidad que pueden ser de interés para estudiar su rol o valor como soporte de comunicación sin ser en sí-mismos medios de comunicación. Descubrirlos me parece un área de real interés.

Referencias:

- Moles, A. (1973): Théorie des objets. París, Editions Universitaires. (Teoría de los objetos, Barcelona, G.Gili, 1974)

- Simondon, G. (2008): El modo de existencia de los objetos técnicos, Prometeo Editores (Original de 1958) https://sociologiassociativa.files.wordpress.com/2011/09/simondon_2007_el-modo-de-existencia-de-los-objetos-tecnicos_book.pdf

- Tirado S., F.J. (2001): Los objetos y el acontecimiento: teoría de la socialidad mínima, Departament de Psicologia de la Salut i de Psicologia Social, Unitat de Psicologia Social Facultat de Psicologia, Universitat Autónoma de Barcelona  https://studylib.es/doc/5479741/los-objetos-y-el-acontecimiento--teor%C3%ADa

Sobre la teoría del actor-red:

Colle, R. (2022): La Teoría del Actor-Red: guía para su uso en la investigación de las comunicaciones, en Academia.edu https://www.academia.edu/51502911/La_Teor%C3%ADa_del_Actor_Red_gu%C3%ADa_para_su_uso_en_la_investigaci%C3%B3n_de_las_comunicaciones


martes, 26 de abril de 2022

Medios integrados y desintegrados en la historia

 

Lo que se “representaba” en el arte rupestre era una imagen mental, no la proyección en un plano 2D de una realidad 3D, sino la “solidificación” de la experiencia mental en dos dimensiones (cfr. D.Lewis–Williams: “The Mind in the Cave. Consciousness and the Origins of Art”, Thames & Hudson, Londres, 2002). Todo apunta a que la imagen rupestre tenía un rol social y estaba relacionada con un relato, es decir con la tradición oral, y con un contenido mental. Tenemos, por lo tanto, dos componentes: uno de conservación (la imagen) y otros de transmisión (el relato), disgregados en este caso. (Foto BBC)

La escritura, que surgió en la civilización sumeria, unió estos dos componentes: servía a la vez para conservar y para transmitir. Pero, inicialmente, estaba ligada solamente a procesos económicos (anotación de precios, cálculos, etc.). Solo después de la satisfacción de necesidades administrativas (económicas) surgió el interés por el desarrollo de la escritura asociada a la memoria o transmisión cultural, empezando por el registro de las leyes, como el famoso Código de Hammurabi, el registro legal más antiguo que se conozca (Calvet, L.: Historia de la escritura. De la Mesopotamia hasta nuestros días, Buenos Aires, Paidós, 2008, pp.13–30 y 277–282).

Por siglos tanto la escritura como las otras representaciones gráficas evolucionaron muy poco en sus funciones. Solamente se fueron adaptando a diversos soportes y su producción avanzó con los avances tecnológicos. Escrito y gráfico siempre implicaban a la vez conservación y transmisión.

Sin embargo, llegó un momento en que la conservación y la transmisión volvieron a disgregarse. Un anticipo fue la aparición del cine: el filme requería una máquina para su reproducción-transmisión, sin la cual solo era un medio de conservación. En 1927, “El cantante de jazz”, el primer largometraje comercial con sonido sincronizado, introdujo otro equipo: los productores utilizaron el sistema Vitaphone consistente en una grabación de sonido sobre un disco, patentado por Warner. Tanto el disco como el filme podían conservarse por separado y transmitirse en otro lugar y momento. El sonido podía conservarse y reproducirse incluso por separado. Pero si no se colocaba el filme en el proyector y activaba el tocadisco al mismo tiempo, no se producía la transmisión integral. Lo mismo ocurrió posteriormente con los discos de música y - más adelante - con los diversos soportes electrónicos.

Los antiguos medios de transmisión servían también para conservar, pero los nuevos medios de transmisión electrónicos no conservan lo que emiten a no ser que cuenten con unidades anexas para la conservación (discos duros), lo cual es cada vez más frecuente debido a la multifuncionalidad y los múltiples canales utilizados conjuntamente (radios y televisoras con sitio web, apps, etc.). Y la recepción termina muchas veces también en medios "integrados", como los teléfonos inteligentes, donde los mensajes pueden ser grabados y reproducidos a gusto. Pero es otro tipo de integración: la conservación ya no significa transmisión con solo contar con el soporte, algo que solo se mantiene con los medios que conocemos desde Sumer. ¿Que sistema resistirá mejor el paso del tiempo? ¡Ya sabemos que la conservación electrónica está sujeta a cambios de formatos, de soportes, de reproductores! ¿Cuánta información valiosa hemos perdido ya? Textos que escribí en un Apple IIe en los años 1980 y que no se imprimieron ya están perdidos para siempre, mientras que los impresos siguen en mi biblioteca o en los archivos de la facultad. Software académico que programé en HyperCard para Macintosh aún están en CD-ROM pero ya no hay con qué verlos (imagen adjunta). 

Los contenidos de la revista "Temas de Tecnologías Digitales de Comunicación", de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Diego Portales (2001-2004), con más de 20.000 noticias y decenas de artículos se perdieron para siempre cuando se cerró su servidor por orden superior,  La tradicional "morgue" de los medios periodísticos sigue probablemente disponible en muchos medios, ¿pero qué hay de sus archivos electrónicos? Incluso los filmes antiguos de las televisoras, en muchos casos, ya no pueden ser reproducidos. ¿No debería la prensa pensar seriamente en la forma en que conservan sus archivos? ¿Podemos confiar, a largo plazo, en los archivos masivos en "la nube"? ¿En el archivo histórico de internet, Internet Archive (Wayback Machine), hoy de 681.000 millones de páginas web? Incluso disponiendo de un archivo digital masivo en un servidor propio, las dificultades para mantener el acceso no son pocas, ya que el software debe constantemente ser actualizado, un trabajo ingenieril no siempre sencillo.