martes, 26 de abril de 2022

Medios integrados y desintegrados en la historia

 

Lo que se “representaba” en el arte rupestre era una imagen mental, no la proyección en un plano 2D de una realidad 3D, sino la “solidificación” de la experiencia mental en dos dimensiones (cfr. D.Lewis–Williams: “The Mind in the Cave. Consciousness and the Origins of Art”, Thames & Hudson, Londres, 2002). Todo apunta a que la imagen rupestre tenía un rol social y estaba relacionada con un relato, es decir con la tradición oral, y con un contenido mental. Tenemos, por lo tanto, dos componentes: uno de conservación (la imagen) y otros de transmisión (el relato), disgregados en este caso. (Foto BBC)

La escritura, que surgió en la civilización sumeria, unió estos dos componentes: servía a la vez para conservar y para transmitir. Pero, inicialmente, estaba ligada solamente a procesos económicos (anotación de precios, cálculos, etc.). Solo después de la satisfacción de necesidades administrativas (económicas) surgió el interés por el desarrollo de la escritura asociada a la memoria o transmisión cultural, empezando por el registro de las leyes, como el famoso Código de Hammurabi, el registro legal más antiguo que se conozca (Calvet, L.: Historia de la escritura. De la Mesopotamia hasta nuestros días, Buenos Aires, Paidós, 2008, pp.13–30 y 277–282).

Por siglos tanto la escritura como las otras representaciones gráficas evolucionaron muy poco en sus funciones. Solamente se fueron adaptando a diversos soportes y su producción avanzó con los avances tecnológicos. Escrito y gráfico siempre implicaban a la vez conservación y transmisión.

Sin embargo, llegó un momento en que la conservación y la transmisión volvieron a disgregarse. Un anticipo fue la aparición del cine: el filme requería una máquina para su reproducción-transmisión, sin la cual solo era un medio de conservación. En 1927, “El cantante de jazz”, el primer largometraje comercial con sonido sincronizado, introdujo otro equipo: los productores utilizaron el sistema Vitaphone consistente en una grabación de sonido sobre un disco, patentado por Warner. Tanto el disco como el filme podían conservarse por separado y transmitirse en otro lugar y momento. El sonido podía conservarse y reproducirse incluso por separado. Pero si no se colocaba el filme en el proyector y activaba el tocadisco al mismo tiempo, no se producía la transmisión integral. Lo mismo ocurrió posteriormente con los discos de música y - más adelante - con los diversos soportes electrónicos.

Los antiguos medios de transmisión servían también para conservar, pero los nuevos medios de transmisión electrónicos no conservan lo que emiten a no ser que cuenten con unidades anexas para la conservación (discos duros), lo cual es cada vez más frecuente debido a la multifuncionalidad y los múltiples canales utilizados conjuntamente (radios y televisoras con sitio web, apps, etc.). Y la recepción termina muchas veces también en medios "integrados", como los teléfonos inteligentes, donde los mensajes pueden ser grabados y reproducidos a gusto. Pero es otro tipo de integración: la conservación ya no significa transmisión con solo contar con el soporte, algo que solo se mantiene con los medios que conocemos desde Sumer. ¿Que sistema resistirá mejor el paso del tiempo? ¡Ya sabemos que la conservación electrónica está sujeta a cambios de formatos, de soportes, de reproductores! ¿Cuánta información valiosa hemos perdido ya? Textos que escribí en un Apple IIe en los años 1980 y que no se imprimieron ya están perdidos para siempre, mientras que los impresos siguen en mi biblioteca o en los archivos de la facultad. Software académico que programé en HyperCard para Macintosh aún están en CD-ROM pero ya no hay con qué verlos (imagen adjunta). 

Los contenidos de la revista "Temas de Tecnologías Digitales de Comunicación", de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Diego Portales (2001-2004), con más de 20.000 noticias y decenas de artículos se perdieron para siempre cuando se cerró su servidor por orden superior,  La tradicional "morgue" de los medios periodísticos sigue probablemente disponible en muchos medios, ¿pero qué hay de sus archivos electrónicos? Incluso los filmes antiguos de las televisoras, en muchos casos, ya no pueden ser reproducidos. ¿No debería la prensa pensar seriamente en la forma en que conservan sus archivos? ¿Podemos confiar, a largo plazo, en los archivos masivos en "la nube"? ¿En el archivo histórico de internet, Internet Archive (Wayback Machine), hoy de 681.000 millones de páginas web? Incluso disponiendo de un archivo digital masivo en un servidor propio, las dificultades para mantener el acceso no son pocas, ya que el software debe constantemente ser actualizado, un trabajo ingenieril no siempre sencillo.