martes, 29 de noviembre de 2022

La era de las dudas

No es una novedad decir que estamos sumergidos en la información, especialmente desde el nacimiento de la web y, aún mucho más, desde el surgimiento de las redes sociales.

Pero en este ambiente de crecimiento explosivo y de desarrollo desregulado, abundan las informacuiones falsas, las opiniones extravagantes y las supuestas conspiraciones. 

"Este mercado desregulado favorece la credulidad porque no plantea ningún límite a los mecanismos más intuitivos de nuestro espíritu: estereotipos, sesgos, agitación adictiva, atención dispersa, automatismos mentales... Cuando hay una saturación de información que nos distrae y obliga a decidir rápidamente, es más fácil aceptar las ideas falsas, pero también que nos rindamos a nuestra espontaneidad mental como si fuera algo indiscutible. (Innerarity: 10)

El principal problema del ambiente informático de hoy es que disminuye la posibilidad de comprobación personal. ya es un lugar común decir que, ante cualquier información, conviene realizar una verificación (aunque podemos tener autores o emisores que nos dan absoluta confianza y que no lo hacen, a nuestro juicio, necesario). ¿Pero en que medida otras fuentes son más confiables? O, si encontramos divergencias, ¿a cuáles debemos creer?

En el campo científico, especialmente de las ciencias básicas, existe el mecanismo de evaluación por pares. Pero hemos sabido hace poco que incluso, en este caso, ocurre que los pares se copian unos a otros y pueden otorgar fe a experimentos y resultados inventados. Fue el caso del fraude en una investigación acerca del Alzheimer: un artículo publicado en 2006 en la revista Nature y que fue citado en otros 2.300 artículo, sirviéndose de base a otras investigaciones que siempre dieron por válidos los resultados que ahora se sabe que estaban falseados. El neurocientífico Matthew Schrag, de la Universidad Vanderbilt, destapó el posible escándalo (evitando hablar de fraude), descubriendo no solo las "retro-citas" sino como las mismas ilustraciones se encontraban en numerosos artículos diferentes que pretendían haber replicado los mismos experimentos. La revista Science inició una investigación, recurriendo a investigadores independientes, que parece confirmar que hay cientos de imágenes en duda (algunas "sorprendentemente flagrantes") (https://www.youtube.com/watch?v=kk0nVk6_290)

Se habla de "crisis de replicación", presente también en otros casos:

"Las crisis de replicación que afectaron a la psicología y a la biología del cáncer, resultaron ser mucho más profundas y generalizadas de lo que se creía y, a día de hoy, casi no hay ningún ámbito científico que no se haya visto afectado de una u otra manera por estos problemas." (Xataka, 1/08/2022) 

¿En quién confiar? "Los legos nos vemos obligados a depositar nuestra confianza en los científicos, lo que a veces no es razonable o no es posible, como cuando la comunidad científica hace públicos sus desacuerdos y no sabemos a quién creer."  (Innerarity: 12)

Nadie es experto en varias áreas y la mayoría se ve obligada a informarse a través de divulgadores. Pero la llamada divulgación científica también puede ser fuente de información y creencias erróneas, máxime cuando algún autor se vuelve famoso, como ocurrió con Yuval Noah Harari, que ha vendido más de 23 millones de copias de sus libros en todo el mundo y acaba de ser fuertemente atacado: 

"Hemos sido seducidos por Harari por el poder no de su verdad o erudición sino de su narración. Como científico, sé lo difícil que es convertir temas complejos en narraciones atractivas y precisas. También sé cuándo se sacrifica la ciencia al sensacionalismo. Yuval Harari es lo que yo llamo un “populista de la ciencia”. [...] Los populistas de la ciencia son narradores talentosos que tejen historias sensacionalistas en torno a "hechos" científicos en un lenguaje simple y emocionalmente persuasivo. Sus narraciones están en gran parte limpias de matices o dudas, lo que les da un aire falso de autoridad y hace que su mensaje sea aún más convincente. Al igual que sus contrapartes políticas, los populistas científicos son fuentes de desinformación. Promueven falsas crisis, mientras se presentan como poseedores de las respuestas. Entienden la seducción de una historia bien contada, que buscan incansablemente expandir su audiencia, sin importar que la ciencia subyacente esté distorsionada en la búsqueda de la fama y la influencia. [...]

Consulté a colegas en la comunidad de neurociencia y biología evolutiva y descubrí que los errores de Harari son numerosos y sustanciales, y no pueden descartarse como quisquillosos. Aunque se vende como no ficción, algunas de sus narraciones se acercan más a la ficción que a la realidad, todos signos de un populista científico." (Narayanan)

(‪Darshana Z. Narayanan es especialista en neuroetología, evolución y comportamiento social de la Princeton University)

La situación no es mejor en el caso del software. Programas falsos se esconden a plena vista dentro de duplicados falsos de software conocido, como por ejemplo Google Translate de la cual hubo 112.000 descargas, evitando así ser detectados por los antivirus, y empezando a operar semanas después de la descarga (DigitalTrends, 30/08/22). Y, a pesar de los avances del software antivirus y de la IA, la cantidad de datos acumulados es tal que "no puede ser completamente procesado por nuestros instrumentos de análisis" (Innerarity: 18).

Pero la situación es aún más grave y más amplia. Se dice que hemos pasado de la era de la información a la era del conocimiento. Pero más conocimiento implica también la toma de conciencia de más desconocimiento y el aumento de la complejidad de los problemas. "Nunca habíamos depositado tantas esperanzas en el conocimiento como solución mientras se convertía él mismo en un problema. [...] No hay descubrimiento científico o invención tecnológica que no lleve aparejado, como su sombra, un nuevo desconocimiento." (ibidem: 9; 13)

"Nos caracterizamos como «sociedad del conocimiento», pero eso no significa que sepamos mucho, sino que somos una sociedad que es cada vez más consciente de su no-saber y que progresa aprendiendo a gestionar el desconocimiento en sus diversas manifestaciones: inseguridad, verosimilitud, riesgo e incertidumbre.  [...]

Hay otro aspecto más dramático de esta ignorancia que tiene que ver con el hecho de que las tareas acometidas incluyen dimensiones desconocidas y parcialmente desconocibles: consecuencias secundarias y efectos no previstos que han de ser gestionados en escenarios de futuro difícilmente anticipables." (ibidem: 20)

Hoy, el aumento del conocimiento no implica el retroceso de lo que no se sabe, sino más bien su aumento o el descubrimiento de que es mayor que lo creído hasta entonces: "el nuevo conocimiento genera sus correspondientes ignorancias" (ibidem: 52). El conocimiento se ha hecho más accesible, pero el desconocimiento también. Y con ello las dudas y la dificultad para tomar decisiones: "El problema básico al que nos enfrentamos es el de la discriminación inteligente: qué ha de ser omitido, desatendido, ignorado" (ibidem: 56).

"El universo digital es un nudo extraordinario donde se encuentran demasiadas cosas y nos ayuda muy poco a la hora de determinar qué es lo que deberíamos propiamente buscar. Cualquiera es capaz de encontrar; lo difícil es buscar. [...]

No sabe nada quien no sabe que el verdadero saber es inalcanzable; no ha aprendido nada quien no ha aprendido lo mucho que le queda por aprender." (ibidem: 123; 142)

Y si no sabemos, ¿cómo resolver nuestras dudas? ¡Investigar más no nos asegura que las podamos resolver! Y muchas investigaciones agregan más información (o solo muchos datos), ampliando el campo de las dudas y del desconocimiento.

Referencias:

Innerarity, D. (2022): La sociedad del desconocimiento, Barcelona, Galaxia Gutenberg.

Narayanan, D: The Dangerous Populist Science of Yuval Noah Harari, Current Affaires, march-april 2022.


martes, 22 de noviembre de 2022

Rincones poderosos de la memoria

Los wafles belgas ("de Lieja") que se encuentran a veces aquí en una cadena de gasolineras me recuerdan las tiendas del centro de Bruselas, donde se venden calientes "al paso".

El olor a churros calientes me recuerda los carros que venden buñuelos calientes en la gran feria (de juegos) del bulevar de Midi, en julio, y en algunas plazas de Bruselas.

Algunas galletas belgas, que se encuentro a veces en el supermercado (llamadas allá "speculoos") me recuerdan mi infancia allá y la caja en que se guardaban.

Gustos y olores se almacenan en un lugar especial del cerebro donde es muy difícil borrarlos y sus recuerdos se activan de inmediato apenas los detecta alguno de nuestros sentidos. La razón de ello parece aún ser desconocida. "Involucran áreas muy básicas, no verbales, del cerebro que pueden pasar por alto tu conciencia. [...] El recuerdo va más allá de la comida en sí, a las asociaciones que tienes con ese recuerdo de hace mucho tiempo, ya sea con un lugar o una persona", explica Susan Krauss Whitbourne, profesora emérita de psicología de la Universidad de Massachusetts Amherst (BBC News Mundo).

Otros recuerdos también pueden quedar grabados profundamente en nuestra memoria, pero la razón es más conocida. Esta ligada a la energía involucrada en las experiencias que los generan, generalmente traumáticas o de intenso placer. La educación, a fuerza de repeticiones, especialmente durante la infancia, puede lograr un efecto similar. Puede desarrollar o bloquear el desarrollo de diversas capacidades, e incluso dejar un niño traumatizado por toda su vida. Ésta no es una memoria "informativa", sino una memoria comportamental y, eventualmente, emocional.

Fuera de estos rincones en gran parte inalcanzables, ¿podemos hacer algo para mejorar nuestra memoria? 

Existen ejercicios que podemos practicar, pero lo más importante parece ser seguir una dieta adecuada. "Lo que comemos puede tener un impacto en qué tan bien funciona nuestra memoria":

"En un estudio de adultos mayores con problemas de memoria, 500 mililitros de jugo de uva morada por día durante 12 semanas les permitió aprender más palabras en comparación con el grupo placebo. En estudios con niños que comieron 240 gramos de arándanos frescos les permitió recordar más palabras y recordarlas con mayor precisión 2 horas después.

El consumo a largo plazo de té verde también se ha relacionado con una mejor memoria a corto plazo, atención de la memoria de trabajo y reducir el riesgo de deterioro cognitivo. Y también es una buena noticia para los amantes del chocolate porque el cacao mejora el flujo sanguíneo cerebral, aunque debe ser chocolate negro que contenga más del 70% de sólidos de cacao para que pueda cosechar los beneficios. [...]

La regla general es que cuanto más saludable sea la dieta - rica en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y pescado azul - más grande será el centro de memoria del cerebro y mejor será el rendimiento de la memoria." (BBC News Mundo)

¿Hay alimentos que pueden perjudicar a la memoria? En general los alimentos refinado. Así que los wafles belgas no son buenos para mi memoria a pesar de estar profundamente grabados en ella. ¡Bastan dos wafles (gofres) y dos "comidas basura" en una semana para que la memoria quede perjudicada! (Ibidem)

Cristina Sáez va mucho más allá en su libro "La ciencia de la microbiota", explicando la estrecha relación que existe entre la microbiota intestinal y el cerebro: "La gran mayoría de esa microbiota reside en el colon y realiza funciones cruciales para la supervivencia humana, desde digerir alimentos y extraer vitaminas y energía, hasta entrenar a nuestro sistema inmunitario." No es solo la memoria que puede ser mejorada (o que se cuida) sino todo el cerebro y el sistema inmunitario a través de la alimentación. Ojalá podamos acumular buenos recuerdos alimentarios (¿el chocolate?) y cuidarnos de los malos (los wafles, los churros, etc.).

Referencia

BBC News Mundo: Cuáles comidas y bebidas son buenas para la memoria (y cuáles no), 19 noviembre 2022. 

Sáez, C. y Fundación Alicia (2022): La ciencia de la microbiota, Barcelona, Libros Cúpula, 387p.

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Complejidad e inteligencia

"Vivimos en un mundo en el que aumenta la complejidad y la densidad de las interacciones" (Innenarity: 18). Cabe preguntarse ¿estamos en condiciones de responder a esta complejidad? E incluso, ¿podría conducir a una evolución del cerebro para absorberla?

El paleontólogo y jesuita francés Pierre Teilhard de Chardin formuló la "ley de complejidad creciente", por la cual la evolución derivó en el surgimiento de la conciencia. Según él, respaldado por otros científicos, la ley de la evolución sería que el desarrollo de la complejidad material conlleva el crecimiento paralelo del aspecto interior (mental, espiritual), hasta llegar a la aparición de la vida, y luego a la aparición del hombre, en que este "interior" se hace accesible a sí mismo: es el surgimiento de la conciencia. Y ésta, a su vez, podría crecer hasta llegar a un nuevo umbral en que podría liberarse por completo del "exterior". El contexto nos plantea, según Innenarity, un desafío. ¿Estamos ahora sobrepasados? ¿O podrá seguir desarrollándose cerebralmente el ser humano sin recurrir a una engañosa inteligencia artificial?

"El mundo está lleno de dinámicas no lineales" (Innenarity: 19) pero ¿quién está preparado para comprender este tipo de dinámica (fuera de algunos matemáticos y los ingenieros supuestamente expertos en sistemas complejos, pero solo en su campo)? Necesitamos una nueva ciencia: la del análisis de este tipo de dinámica en el campo social. Quizás trabajos como el de Innenarity puedan ser un inicio.

Los homínidos y primeros hombres constituyeron una especie que cambiaba más de prisa que ninguna otra forma viviente conocida en el mismo intervalo de tiempo. El aumento de la complejidad ha llevado a un aumento de la capacidad cerebral y, con ello, de la inteligencia. Si podemos desarrollar esta nueva ciencia y hacer que la mayoría de los hombres la conozcan y, ojalá, la dominen, quizás estaríamos colaborando con la evolución para lograr seres humanos más inteligentes, es decir más capaces de responder a los desafíos de su ambiente. Recordemos que la inteligencia es ante todo capacidad de adaptación.

Según Teilhard, la evolución es una dimensión intrínseca de la realidad, suficientemente comprobada por la ciencia y reconocida por todos los científicos, que limitan sus desacuerdos al modo, a las etapas o a la dirección que sigue este proceso. La creación es un proceso continuo que no ha terminado. Y la evolución del hombre tampoco, pero es muy lenta.

Cuando estamos ante una situación compleja, se dice que el cerebro analiza las múltiples salidas posibles a nivel subconsciente y presenta a la consciencia las de mayor interés. Pero, no es "el cerebro" sino el subconsciente, que es una parte de la mente a la cual no tenemos acceso. Por lo tanto, es necesario que la "infraestructura" neuronal se vaya adaptando, para que nuevas y más complejas operaciones subconscientes puedan tener lugar.

Referencias

Innenarity, D. (2022): La sociedad del desconocimiento, Barcelona, Galaxia Gutenberg.

Teilhard de Chardin, P. (1966): El fenómeno humano, Madrid, Taurus.