miércoles, 29 de abril de 2015

La era de las relaciones y del conocimiento

Pero volvamos a la era actual, dominada por la omnipresencia de internet, al menos para el 40% de la humanidad que está "conectada". 


La comunicación, como hemos visto, es una necesidad fundamental del ser humano, asociada a su propia finalidad y al surgimiento de su conciencia. El hombre se construye tanto en el contacto con las cosas como en el contacto con sus semejantes. Internet se le presenta como un valioso recurso en estas dos dimensiones: le permite acceder a otras persona (establecer y desarrollar relaciones interpersonales) y al contenido de la cultura, a los conocimientos acumulados por toda la humanidad. 

En una primera etapa de la "vida" de internet, se la percibió esencialmente como medio de intercambio del conocimiento y se habló del surgimiento de la "Era de la información" o "Era del conocimiento". Y fue sin duda su dominante en la primera década de la web. Pero luego surgió algo imprevisto: se descubrió su poder para relacionar a las personas, y las redes sociales pasaron a ser el recurso más utilizado. Así, internet llegó a cubrir las dos principales necesidades del hombre: "ser con otros" y "saber para ser". 

Gracias a internet, el acceso al saber es cada vez más universal tanto en cuanto a los conocimientos como a quienes los pueden obtener. Al mismo tiempo que los computadores ofrecen medios cada vez más potentes de investigación y, por lo tanto, de descubrimiento, internet pone rápidamente éstos a disposición de todos. “El metabolismo del conocimiento se está haciendo más rápido”, nos decía ya Toffler en 1990 (El cambio del poder, p.490). En 2013, los datos de internet, en su mayoría aportados por los usuarios, representaron 1.000 exabytes (un exabyte es igual a un trillón de bytes). Todos los días se crean 2,5 trillones de bytes de datos. El 90% de los datos existentes en el mundo de hoy se ha creado en los últimos dos años. A cada minuto se genera en el mundo datos por el equivalente a 360.000 DVD y la generación de información crecerá 50 veces a lo largo de la próxima década según el banco canadiense CIBC (Business Insider, 12/05/2014). 

Pero ésto no significa que más cultura y más saber llegarán necesariamente a “las masas”. Los estudios sobre difusión cultural siguen mostrando que quienes ya saben más tienden a buscar más, mientras quienes están menos formados se preocupan menos de incrementar su formación. En esta materia, la clave está en la educación, no en lo que ofrezca internet. El desarrollo de internet como fuente de conocimiento está dando origen a un nuevo tipo de usuario calificado: el nómada del conocimiento (knowmad), alguién capaz de aprender, compartir –creando redes– y trabajar sobre la información en cualquier contexto y, para ello, es conveniente que tenga formación en múltiples materias, con amplia perspectiva. 

Pero, en materia de conocimiento, la red es una inmensa madeja desordenada. Presenta lo que Chris Anderson llamó una "larga cola" de contenidos, algunos de los cuales llegan a ser muy conocidos mientras otros quedan "a la cola", al extremo derecho de la curva descendente de frecuencia de lectura u observación. Pero, si bien existe un enorme desorden y grandes diferencias en cuanto a calidad de contenidos, existe también la enorme ventaja de la variedad y multiplicidad. Practicamente podemos encontrar lo que sea que busquemos. Y, si no está y sabemos algo al respecto, lo podemos agregar, por ejemplo en un blog o en la Wikipedia. Es lo que explica el éxito de Netflix y Spotify: no se basan solo en los grandes éxitos de audiencia, se basan en que muchos contenidos pueden haber sido descargados pocas veces, es decir en la "larga cola", y en que la suma hace el conjunto rentable, algo que sería imposible en una tienda física. 

Las consecuencias para la educación son críticas, como nos advierte Edgar Morin. Internet presenta una enorme cantidad de conocimientos, pero no los relaciona entre sí: "Hemos llegado a la sociedad de los conocimientos separados unos de otros, lo que nos impide relacionarlos para concebir los problemas fundamentales y globales, tanto de nuestras vidas personales como de nuestros destinos colectivos." (La vía..., p.142). Son conocimientos fragmentados y aislados, difíciles de agrupar en conocimientos fundamentales y globales, que -además- nos aparecen fuera de contexto.

    "Nuestro modo de conocimiento no ha desarrollado suficientemente la aptitud para contextualizar la información e integrarla en un conjunto que le dé sentido. Sumergidos en la sobreabundancia de informaciones, cada vez nos es más difícil contextualizarla, organizarla y comprenderla. [...] La reforma del conocimiento exige una reforma del pensamiento. La reforma del pensamiento exige, por su parte, un pensamiento capaz de relacionar los conocimientos entre sí, de relacionar las partes con el todo y el todo con las partes, un pensamiento que pueda concebir la relación de lo global con lo local, de lo local con lo global. Nuestras formas de pensamiento deben integrar un vaivén constante entre dichos niveles." (La vía..., p.141)
Todo docente, todo comunicador, debe tener en cuenta este carácter de fragmentación de los contenidos digitales y debe preocuparse de recontextualizarlos, de enseñar a pensar críticamente. El periodista debe situar la noticia, debe proporcionar enlaces a información complementaria. "La enseñanza de los conocimientos pertinentes debe ser, en primer lugar, una iniciación a la contextualización." (ibidem, p.151) El profesor debe invitar a buscar más información, comparar y evaluar. Y, si enseña comunicación, por sobre todo, debe enseñar que es el conocimiento y como se construye.
    "La enseñanza actual proporciona conocimientos sin enseñar qué es el conocimiento. No se preocupa de conocer qué es conocer, es decir, no estudia los dispositivos cognitivos, sus dificultades, sus debilidades ni su propensión al error, a la ilusión. Porque todo conocimiento comporta un riesgo de error y de ilusión." (p.149)

Referencias
Textos de Edgar Morin:
La vía para el futuro de la humanidad, Barcelona, Paidos, 2011.
Los siete saberes necesarios para la educacion del futuro, París, Unesco, 2011.
La méthode, Paris, Seuil (En español: El método: 3. El conocimiento del conocimiento).

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