miércoles, 12 de octubre de 2022

Entropía y negentropía: la (¿torcida?) flecha del tiempo

Todos saben que el calor no puede pasar de un cuerpo frío a uno caliente, como afirmó en 1865 el físico Rudolf Clausius, quien ideó el concepto de entropía para medir este comportamiento del calor (Henriques, p.3). Es la segunda ley de la termodinámica. Pero quizás no saben que es la única ley física que indica la dirección del tiempo.

Los comunicadores también saben que algo va en el sentido inverso: la información va del no ser al ser y al ser más. Es lo que se bautizó como "negentropía". Pero, aún así, tenemos fotografías y relatos del pasado y no del futuro.

Estudios recientes se han preguntado cómo se traducen estos principios en el funcionamiento del cerebro. "Cuando pensamos, producimos calor en nuestras neuronas", dice Rovelli, quien agrega "Pensar es un proceso en el que la neurona necesita entropía para funcionar. Nuestro sentido del paso del tiempo es exactamente lo que la entropía le hace a nuestro cerebro" (citado por Henriques, p.6)

Para Jenann Ismael, profesora de filosofía en la Universidad de Columbia, Nueva York, existen dos diferentes flechas del tiempo en el cerebro. Una es el "fluir", percepción del cambio que ocurre en el mundo que nos rodea, "no solo ves que las cosas se mueven, ves lo rápido que se mueven, la dirección en la que se mueven. Entonces, todo el tiempo, tu cerebro está integrando información en intervalos temporales y te da el resultado. Así que ves el tiempo, de alguna manera" (ibidem, p.7).

La otra flecha es lo que llama "pasaje": "está íntimamente ligada a experiencias orientadas en el tiempo, como la memoria y la anticipación", o como visualizamos un evento futuro, como lo vivimos y luego como lo recordamos. "La forma en que anticipamos un evento en el futuro es fundamentalmente diferente de cómo lo recordamos cuando ya pasó." (ibidem)

Pero recordar es como dar vuelta, mentalmente, a la flecha del tiempo. Podemos revisar - del final hacia el principio - lo que recordamos (y es lo que hacen muchas veces los detectives). Pero la flecha, realmente, no se da vuelta: las causas siempre preceden los efectos, al menos en el mundo macroscópico (a nivel cuántico no ocurre lo mismo). 

Como comunicadores podemos sin embargo hacer algunas otras preguntas. Así, por ejemplo, oímos algunas veces discursos (ni que decir, sobre todo políticos) que no aportan ninguna información. Por cierto gastan energía y aumentan la entropía. ¿Pero que hay de la negentropía? 

Incluso hay discursos que, aunque portadores de información, no me enseñan nada nuevo. No son informativos para mí. O sea, movilizan (aumentan) la entropía en mis neuronas, pero no aumentan para mí la negentropía. A menos que considere que aprendí, al menos, que Fulano repitió algo que yo sabía. ¡No escapamos de la entropía ni de la negentropía!

¿Y que pasa cuando olvido? Creo claro que la entropía acumulada no se modifica. Pero no sé qué pasa con mi negentropía. 

Y, a nivel histórico, ¿que pasa con la negentropía que corresponde a lo que se ha olvidado, a lo que nunca fue registrado o cuyo registro desapareció? ¡No tengo respuesta!

Referencias

Henriques, M. (2022): Por qué el tiempo va hacia delante y no hacia atrás, BBC Future, 8/10/2022.

Rovelli, C. (2018): El orden del tiempo, Anagrama.

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