martes, 22 de noviembre de 2022

Rincones poderosos de la memoria

Los wafles belgas ("de Lieja") que se encuentran a veces aquí en una cadena de gasolineras me recuerdan las tiendas del centro de Bruselas, donde se venden calientes "al paso".

El olor a churros calientes me recuerda los carros que venden buñuelos calientes en la gran feria (de juegos) del bulevar de Midi, en julio, y en algunas plazas de Bruselas.

Algunas galletas belgas, que se encuentro a veces en el supermercado (llamadas allá "speculoos") me recuerdan mi infancia allá y la caja en que se guardaban.

Gustos y olores se almacenan en un lugar especial del cerebro donde es muy difícil borrarlos y sus recuerdos se activan de inmediato apenas los detecta alguno de nuestros sentidos. La razón de ello parece aún ser desconocida. "Involucran áreas muy básicas, no verbales, del cerebro que pueden pasar por alto tu conciencia. [...] El recuerdo va más allá de la comida en sí, a las asociaciones que tienes con ese recuerdo de hace mucho tiempo, ya sea con un lugar o una persona", explica Susan Krauss Whitbourne, profesora emérita de psicología de la Universidad de Massachusetts Amherst (BBC News Mundo).

Otros recuerdos también pueden quedar grabados profundamente en nuestra memoria, pero la razón es más conocida. Esta ligada a la energía involucrada en las experiencias que los generan, generalmente traumáticas o de intenso placer. La educación, a fuerza de repeticiones, especialmente durante la infancia, puede lograr un efecto similar. Puede desarrollar o bloquear el desarrollo de diversas capacidades, e incluso dejar un niño traumatizado por toda su vida. Ésta no es una memoria "informativa", sino una memoria comportamental y, eventualmente, emocional.

Fuera de estos rincones en gran parte inalcanzables, ¿podemos hacer algo para mejorar nuestra memoria? 

Existen ejercicios que podemos practicar, pero lo más importante parece ser seguir una dieta adecuada. "Lo que comemos puede tener un impacto en qué tan bien funciona nuestra memoria":

"En un estudio de adultos mayores con problemas de memoria, 500 mililitros de jugo de uva morada por día durante 12 semanas les permitió aprender más palabras en comparación con el grupo placebo. En estudios con niños que comieron 240 gramos de arándanos frescos les permitió recordar más palabras y recordarlas con mayor precisión 2 horas después.

El consumo a largo plazo de té verde también se ha relacionado con una mejor memoria a corto plazo, atención de la memoria de trabajo y reducir el riesgo de deterioro cognitivo. Y también es una buena noticia para los amantes del chocolate porque el cacao mejora el flujo sanguíneo cerebral, aunque debe ser chocolate negro que contenga más del 70% de sólidos de cacao para que pueda cosechar los beneficios. [...]

La regla general es que cuanto más saludable sea la dieta - rica en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y pescado azul - más grande será el centro de memoria del cerebro y mejor será el rendimiento de la memoria." (BBC News Mundo)

¿Hay alimentos que pueden perjudicar a la memoria? En general los alimentos refinado. Así que los wafles belgas no son buenos para mi memoria a pesar de estar profundamente grabados en ella. ¡Bastan dos wafles (gofres) y dos "comidas basura" en una semana para que la memoria quede perjudicada! (Ibidem)

Cristina Sáez va mucho más allá en su libro "La ciencia de la microbiota", explicando la estrecha relación que existe entre la microbiota intestinal y el cerebro: "La gran mayoría de esa microbiota reside en el colon y realiza funciones cruciales para la supervivencia humana, desde digerir alimentos y extraer vitaminas y energía, hasta entrenar a nuestro sistema inmunitario." No es solo la memoria que puede ser mejorada (o que se cuida) sino todo el cerebro y el sistema inmunitario a través de la alimentación. Ojalá podamos acumular buenos recuerdos alimentarios (¿el chocolate?) y cuidarnos de los malos (los wafles, los churros, etc.).

Referencia

BBC News Mundo: Cuáles comidas y bebidas son buenas para la memoria (y cuáles no), 19 noviembre 2022. 

Sáez, C. y Fundación Alicia (2022): La ciencia de la microbiota, Barcelona, Libros Cúpula, 387p.

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